Queridos lectores, hoy que se cumple el novenario del deceso del Dr. Edmundo Calva Mercado, titular de la presidencia del SCM-Corresponsalía Cuernavaca, traigo hasta estas líneas, una semblanza escrita en 2020 de su propio puño y letra que escribió en tercera persona. En ella se observa su pasión por la música. Comienzo.
“Originario de la CDMX, (1949). se graduó de la Escuela Nacional Preparatoria UNAM número 6 Antonio Caso, en Coyoacán. El interés en la música de este científico surgió desde niño, habiendo cursado la carrera de violinista de 1959 al 68 en el Conservatorio Nacional de Música bajo los profesores Manuel Allende y Vladimir Vulfman. Durante su último año fue miembro de la orquesta sinfónica del propio Conservatorio bajo la dirección del maestro Abel Eisenberg. Posteriormente se graduó de la licenciatura 1972 y del doctorado 1978 en Biología Molecular, ambas en la Universidad de Wisconsin-Madison EUA.
Durante su estancia en aquel plantel educativo fue miembro por concurso de la orquesta sinfónica de la propia universidad de 1969-1977 bajo la dirección de los eminentes directores Otto Werner-Mueller y Phillip Lehrman. Llegó a ocupar el primer atril de los segundos violines. Ahí continuó sus estudios con el profesor Norman Paulu del Cuarteto Pro-Arte. A su regreso a México de 1985 a 1987 fue miembro del cuarteto con piano que gana el concurso nacional dentro del ciclo: “Conocedores y Amantes” en la Sala Carlos Chávez de la UNAM, un ciclo diseñado para músicos no profesionales. Actualmente hace dúo con la guitarra del maestro Eduardo López Soriano, especializándose en música mexicana y latinoamericana”.
Aquí acaba su semblanza musical y empieza la científica que busqué aquí y allá inútilmente porque Edmundo, cómo decirlo, era una persona que así como estaba con uno, de pronto se aislaba de todo lo que le rodeaba. Qué pena que en ocasiones miramos sin ver realmente a quien tenemos enfrente. A mí, en lo personal, me sorprendió ver cómo se retraía, en este caso, del entorno de la Corresponsalía Morelos sin saber que desde hacía meses, su interior se debatía con un mal que no supimos ver sino solo mirar su siempre apacible exterior. Y pensándolo bien, tal vez ni él mismo se percató del avance que lo conducía a su destino final.
En su trato personal, era lo más gentil, amable, dulce y amigable pero difícilmente mostraba su interior aunque su mirada siempre inteligente, lo traicionaba. Así es que trataré de mencionar lo más destacable: Investigador en el Departamento de Microbiología Molecular del Instituto de Biotecnología de la UNAM, Campus Morelos, se movía “como pez en el agua” en la regulación genética en bacterias relacionadas con la salmonela. Fue electo miembro Fellow de la Academia Americana de Microbiología, 2006, miembro de la “Phi Kappa Phi National Honoris Society en la Universidad de Wisconsin. Formó parte del Comité Científico de la Internacional Conference on Typhoid Fever and Other Salmonellosis y del Board of Directors de la Intrnacional Society for Microbial Ecology. era Consultor en Biotecnología de la Organización Mundial de la Salud, del Howard Hughes Medical Institute International Research Scholar y aquí en México se le consideraba Líder Académico Honorario.
Investigador, docente, divulgador, promotor de las ciencias y el arte, perteneció al Sistema Nacional de Investigadores nivel III y fue descubridor del impacto del genoma accesorio en la evolución de cepas atípicas de Salmonella typhimurium causantes de infecciones sistémicas en México, esto informado por el Conacyt, 2016-2019, actualmente era Presidente del Comité de la Membresía Internacional de la Sociedad Americana de Microbiología y encabezaba un programa que aglutina a los microbiólogos internacionalmente y sin duda era un pilar de la comunidad del IBt.
Reproduzco sus palabras: “En estos últimos años, nuestro grupo (en el Instituto de Biotecnología), ha dedicado un esfuerzo importante hacia una visión integral en el estudio de Salmonella entérica, al agregar a nuestros estudios regulación genética la caracterización molecular de cepas de origen clínico y de alimentos así como los Antígenos protectores contra la fiebre tifoidea”, ese era el mundo aparente del Dr. Edmundo Calva porque en realidad, a pesar de estar siempre inmerso en sus investigaciones, tal vez en el fondo anhelaba espacios libres para su violín, para vivir a plenitud su música. Y como si nada faltara, Edmundo fue un excelente hijo, padre, esposo y amigo de sus amigos. Descansa en paz querido Edmundo que bien lo puedes hacer. Fue un placer conocerte.
Y hasta el próximo lunes.
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