Este martes 6 de diciembre, un tribunal federal decidirá si condena o absuelve en una causa por corrupción a Cristina Fernández de Kirchner. La vicepresidenta repitió en una entrevista lo que ya ha dicho ante los jueces: “Habrá una condena”. La expresidenta está convencida de que lo que llama “el partido judicial”, aupado por la oposición de derecha, la quiere fuera del camino. La sentencia, dijo, “está escrita desde el 2 de diciembre de 2019″, cuando habló por primera vez en el juicio. “Por razones muy simples”, agregó; “primero: todas mis garantías constitucionales fueron violadas. Segundo: todo lo dicho es mentira”.
Desde el inicio del juicio, Kirchner sostuvo que los jueces y la prensa la han tratado como si ya fuese culpable, violando el principio de presunción de inocencia. “Se construye la imagen de un ladrón, imputándome delitos contra la propiedad cuando, en realidad, cuando terminé mi mandato, tenía los mismos bienes por los que ya había sido investigada tres veces”. Recordó entonces que un juez, Julián Ercolini, la sobreseyó a ella y a su marido, el expresidente Néstor Kirchner (2003-2007) en una de las causas por enriquecimiento que ahora se juzgan.
“El 6 van a dictar la sentencia. El día 7 saldrá en las tapas de los diarios ‘condenada Cristina”, dijo el Folha do São Paulo. La vicepresidenta habló también de la relación de Néstor Kirchner con Lázaro Baéz, un cajero de banco que de la noche a la mañana se convirtió en multimillonario gracias a sus contratos para hacer carreteras en Santa Cruz. “No fueron socios, en absoluto”, dijo, “sos socio cuando tenés un contrato de sociedad. Era amigo de Néstor, como otros amigos de negocios que tenía Néstor”.
Báez está entre los acusados. Ya está preso, condenado a 12 años de cárcel en una causa por lavado de dinero de la corrupción. La causa Vialidad contra Kirchner investiga, justamente, de dónde sacó Baéz los 60 millones de dólares que blanqueó. Los fiscales han pedido para Báez otros siete años de prisión; y 12 años para Cristina Kirchner. La diferencia está en que consideraron a la vicepresidenta la jefa de una asociación ilícita armada en la Casa Rosada para delinquir. Es un gran desafío probar que una Gabinete de ministros, con el presidente al frente, tenga como principal objetivo el de enriquecerse. La defensa de Kirchner sostuvo durante el juicio que a un Gobierno elegido democráticamente no se le puede aplicar una figura creada para perseguir a las mafias del narcotráfico.
Si cae el cargo de asociación ilícita, queda en pie la de defraudación al Estado, que contempla una pena de hasta seis años de cárcel y la inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Kirchner se refiere a eso cuando habla de una condena. En el kirchnerismo dan por hecho una sentencia a medio camino entre lo que pidieron los fiscales y la absolución que solicitó la Defensa.
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