Parecía una preocupación de sibaritas, algo que solo quitaría el sueño a aficionados capaces de discutir durante horas sobre cables o altavoces, un tema sin interés. ¿El sonido? Habrá ido mejorando, como todo, gracias a la tecnología. Tenemos la certeza, al fin y al cabo, de que los dispositivos sobre nuestro escritorio o en nuestros bolsillos son cada vez más potentes, útiles y sofisticados.
Hace ya más de una década (el primer iPod aparece en 2001) que casi nadie desea tener en casa uno de esos enormes equipos de alta fidelidad —aquellos amplificadores Pioneer, aquellos platos Technics— con los que los adolescentes nacidos en los cincuenta y sesenta soñaban y que, con los primeros sueldos, invadían el salón de los hogares de la generación boomer (hoy las estanterías especialmente diseñadas para albergar los módulos de aquellas “cadenas” se acumulan en los trasteros, los más optimistas anuncian los aparatos en Wallapop).
Demasiado caro, demasiado pronto
“El audio digital tiene más resolución que un vinilo. Otra cosa es que el color y el sonido del vinilo nos resulten más agradables” confirma Antonio Illán, de MIA Studio y técnico de bandas como Second o Varry Brava. “Quizá la alta definición podría empezar a funcionar ahora que las conexiones son mucho más rápidas y tenemos más espacio de almacenamiento en nuestros móviles”, añade Antonio.
Hasta el momento, todos los intentos de que la alta definición alcance al gran público han fracasado. Tidal, la plataforma de la que Jay-Z fue propietario hasta hace unos meses (este servicio cuenta con el apoyo de Beyoncé, Madonna o Chris Martin, y presume de pagar cuatro veces más que el resto a los artistas) es la única que lleva años ofreciendo sonido sin codificar o sin pérdida a sus usuarios.
Apple Music acaba de dar un paso adelante con el audio espacial, ya disponible en una gran variedad de títulos de su catálogo y sin la subida de precio que mató a Tidal. “Con el audio espacial, los músicos, los técnicos y los productores tienen en sus manos una nueva herramienta que les permite ofrecer una nueva experiencia en 3D a millones de personas”, explicó Zane Lowe, de Apple Music, en una nota de prensa de la compañía que explica que esta tecnología sustituirá al estéreo del mismo modo que el este sustituyó al mono.
“Una vez entregado el trabajo, el artista lo sube a YouTube con una calidad bajísima”
“Cuando grabo, intento que suene lo mejor posible, conociendo el equipo que tengo y, más o menos, sabiendo hasta dónde puedo llegar. Pienso en un ideal y siempre sé que podría sonar mejor.” La reflexión es de Javier Carrasco, un veterano de la escena independiente (miembro de Templeton y de Rusos Blancos, es también conocido por su proyecto en solitario, Betacam). Javier continúa: “El audio digital de buena calidad es perfectamente aceptable. Que tampoco se ponga estupendo Neil Young porque la gente de los cincuenta y sesenta creció con tocadiscos muy rudimentarios (pickups bananeros que sonarían a rayos), seguramente peores que un smartphone actual. Dependes de una cadena tecnológica tan amplia (altavoces, auriculares, tarjeta de sonido, amplificador, reproductor, etc.) que cada experiencia musical es un mundo.”
