En Buenos Aires, se están llevando a cabo operativos para esconder a las personas sin hogar. Esto es parte de un plan para eliminar la “imagen” de la pobreza en las calles de la ciudad. Los trabajadores sociales se están “llevando” a estas personas a refugios temporales, al mismo tiempo que la policía los aleja de las zonas turísticas y de los lugares donde los turistas se reúnen.
Los trabajadores sociales afirman que lo están haciendo por el bien de estas personas, para brindarles la oportunidad de tener un lugar donde vivir y mucho más. Pero las personas sin hogar se sienten humilladas, ya que se las trata como a objetos que se deben esconder.
Además del trato inhumano que reciben, las personas sin hogar también están preocupadas por su seguridad, ya que están siendo encerradas en refugios superpoblados, donde no se han tomado las medidas de precaución necesarias para prevenir el COVID-19. A menudo viven en condiciones insalubres, incluso cuando tienen acceso a servicios básicos como el agua y el saneamiento.
La situación empeora con el creciente número de personas sin hogar debido a la crisis económica en curso. Las soluciones a largo plazo, como programas de vivienda pública y empleo con salarios justos, son necesarias para abordar el problema de la pobreza en la ciudad.
Es importante entender que las personas sin hogar no son un problema que se deba esconder. Son miembros de la sociedad que merecen nuestra compasión y apoyo. En lugar de intentar esconderlos, debemos trabajar juntos para encontrar soluciones de largo plazo y brindarles el apoyo y la dignidad que merecen.
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