El presidente Jair Bolsonaro se refirió este martes por primera vez al anuncio de la Conmebol sobre la elección de Brasil como nueva sede de la Copa América 2021. “En lo que depende de mí y de todos los ministros, incluido el de Salud, ya está resuelto: habrá Copa América en Brasil”, dijo el líder de la ultraderecha a un grupo de simpatizantes a la salida del Palacio de la Alvorada. Bolsonaro reveló que fue consultado al respecto por la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) y tras hablar con sus ministros dio una respuesta “positiva”. La declaración se produce después de que el jefe de Gabinete, Luiz Eduardo Ramos, dijese el lunes que el torneo no estaba confirmado, lo que pareció una negativa velada al anuncio de la Conmebol de cambiar la localía de Colombia y Argentina por la de Brasil.
Desde el anuncio de Conmebol, la posibilidad de realizar la Copa en Brasil generó todo tipo de críticas, atentas a la dramática situación sanitaria que atraviesa, producto de la pandemia. Bolsonaro atribuyó los cuestionamientos a la Rede Globo, cadena que no tiene los derechos de transmisión del torneo (en Brasil pertenecen a SBT). “Está la [Copa] Sudamericana. Además, el viernes comienza la fase de clasificación para el Mundial”, dijo, sobre la posibilidad de realizar partidos seguros. Los periodistas deportivos de la cadena criticaron desde el primer momento la realización del torneo. Galvão Bueno, por ejemplo, abrió su programa semanal en SporTV pidiendo “a Dios que alguien tenga una crisis de sentido común y que no se produzca esta locura”.
Las críticas, sin embargo, no fueron exclusivas de los empleados de Globo. Desde que la Conmebol anunció el evento en Brasil, con un agradecimiento a Bolsonaro y la CBF por aceptarlo, se sucedieron denuncias sobre la situación sanitaria, tanto o más grave que la que llevó a Argentina a desistir de la localía. Brasil suma 460.000 muertos por la pandemia y se encamina a una tercera ola de contagios.
Los senadores miembros del comisión parlamentaria que investiga a Bolsonaro por el manejo de la crisis exigieron al presidente de la CBF, Rogério Caboclo, que comparezca ante la Cámara Alta. Los diputados, en tanto, presentaron un recurso ante el Tribunal Supremo (STF) para impedir la competencia. También lo hizo el opositor Partido de los Trabajadores, que culminó con una orden judicial para que el Ejecutivo informe sobre la celebración del torneo. En medio del debate sobre qué ciudades podrían recibir los partidos, los gobernadores de Pernambuco y Río Grande do Norte anunciaron que los prohibirán en sus estadios. El gobernador de São Paulo, João Doria, no se opuso al evento.
Tras las repercusiones negativas, el jefe de ministros, Luiz Eduardo Ramos, matizó el anuncio de la Conmebol. El primer miembro del gobierno federal que se pronunció al respecto dijo el lunes que “no hay nada seguro”. “Estamos en medio del proceso, pero no vamos a rehuir una demanda, si es posible cumplir”, agregó enseguida. En el mismo anuncio, Ramos dijo que “las plazas serán responsabilidad de la CBF”.
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