El Tribunal Supremo de EE.UU acaba de tomar la decisión de terminar con la protección al aborto. La decisión judicial ha fragmentado al país en diferentes zonas con 18 estados, la mayoría en el sur, que prohíben el aborto casi por completo; mientras que otros estados aún están enzarzados en batallas legales que han creado caos y confusión.
La derecha cristiana
Llevaba décadas movilizando a su base y financiando campañas políticas para que el Tribunal Supremo revocara el fallo “Roe contra Wade”, que desde 1973 protegía a nivel federal el derecho al aborto hasta las 23 semanas de gestación.
Con el fin de “Roe contra Wade“, cada estado ha podido fijar sus propias normas sobre si una mujer puede o no interrumpir su embarazo, y hasta cuántas semanas de gestación.
En todo caso, la derogación del derecho al aborto fue posible porque el expresidente Donald Trump (2017-2021) consiguió colocar en el Tribunal Supremo a tres magistrados conservadores y afianzó la mayoría que la derecha ya tenía en esa instancia.
De los nueve magistrados, seis se posicionaron a favor de acabar con las protecciones federales al aborto.
La batalla por el derecho al aborto se ha trasladado ahora al Congreso
El Legislativo es el único órgano que tiene poder para aprobar una ley que proteja el derecho al aborto a nivel nacional e impida que cada estado fije sus propias reglas.
Los demócratas, sin embargo, no tienen suficientes votos para hacerlo ya que necesitarían el apoyo de diez republicanos en el Senado y, además, a partir de enero los conservadores tendrán la mayoría en la Cámara de Representantes, lo que dificultará aún más esa misión.
Pese a las dificultades, legisladoras demócratas como Judy Chu han estado haciendo presión para que los republicanos abandonen su trinchera política.
Chu es una de las principales impulsoras de un proyecto de ley destinado a restablecer las protecciones de “Roe contra Wade” y que ya ha sido aprobado en dos ocasiones por la mayoría demócrata de la Cámara Baja, aunque se ha atrancado en el Senado.
Nuestros derechos no deberían depender del estado en el que uno vive. Por eso, voy a pedir a mis compañeros republicanos que consideren la ley que he impulsado y que crea un derecho al aborto a nivel federal, restaurando los derechos que perdimos con el fallo del Supremo”, adelantó Chu en declaraciones a EFE.
2023 será, por tanto, otro año marcado por la batalla por el aborto. El escenario, sin embargo, ya no será el Tribunal Supremo sino el Congreso y cada uno de los parlamentos estatales donde están en juego los derechos reproductivos.
Y es que, desde la revocación de “Roe contra Wade”, una de cada tres mujeres de EE.UU. ha perdido el derecho a decidir sobre sus cuerpos, según Planned Parenthood.
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