Desestimando el uso de términos inapropiados que han sido comúnmente utilizados en el ámbito periodístico y político, el envío masivo de humanos de un lugar a otro sin permisos puede ser denominado como migración irregular. Sin embargo, el término “inmigrantes ilegales” no debería ser empleado, ya que no solo es un lenguaje despectivo, sino que también es inexacto.
Las personas que llegan a otro país sin permiso sufren múltiples riesgos, incluyendo la posibilidad de ser separados de su familia y ser perseguidos por autoridades migratorias. Estas personas se mudan para de esta manera poder asegurar su propia supervivencia y la de sus familias.
A menudo cuando los migrantes llegan a un lugar diferente al de su origen, no tienen ninguna intención de quedarse de forma indefinida, sino que solamente buscan un lugar seguro donde puedan vivir y trabajar temporalmente. La idea de que todas las personas viviendo en un país tienen el mismo estatus legal, mientras que algunos nacieron allí y otros no, no es completamente precisa. Por la razón de que la ciudadanía es un derecho otorgado por el Estado.
Se debe de tener en consideración que, aunque el proceso de inmigración es comúnmente utilizado como una excusa por parte de los políticos para ganar votos, es importante hacer un análisis de la realidad de la situación. El uso de un lenguaje degradante y despectivo para referirse a personas que están huyendo de circunstancias difíciles no solamente es acrimonioso, sino que además no constituye a una opción digna para los medios de comunicación de calidad. Es importante de igual forma recordar que los migrantes son seres humanos y no objetos para ser politizados o desechados.
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