Los recientes aranceles impuestos por la administración de Donald Trump han entrado en vigor, marcando un giro significativo en la dinámica de la economía estadounidense. A partir de este miércoles, se aplica un 100 % de aranceles a ciertos medicamentos procedentes del extranjero y un 25 % a los camiones pesados, medidas que Trump ha argumentado como parte de su estrategia para fomentar la producción local y reducir los costos que enfrentan los consumidores estadounidenses.
Estas tasas son vistas como herramientas de presión dirigidas a las farmacéuticas, instándolas a invertir más en territorio nacional y aumentar la producción de medicamentos esenciales. Sin embargo, aunque el presidente asegura que esto beneficiará a los ciudadanos al disminuir los precios de los medicamentos, hay analistas que cuestionan esta afirmación, sugiriendo que la relación entre aranceles y precios de medicamentos no es tan directa.
El anuncio previo del 25 de septiembre, que comunicaba que todos los medicamentos patentados importados enfrentarían aranceles del 100 %, es solo una parte de la estrategia comercial de Trump, quien también ha expresado su preocupación por la “competencia externa desleal” que representan las importaciones de camiones pesados para los fabricantes de EE.UU. A partir del 1 de octubre, este sector también se verá afectado por un arancel del 25 %, aunque se espera que las importaciones de camiones de México y Canadá permanezcan relativamente intactas, gracias al tratado T-MEC.
A medida que se especula que estos aranceles impactarán especialmente a países como China, Vietnam y Tailandia —los cuales representan más del 70 % de las importaciones de camiones pesados en EE.UU.—, Trump ha señalado que las farmacéuticas con proyectos de construcción en marcha no se verán afectadas por los nuevos gravámenes. Además, se ha asegurado que los medicamentos genéricos estarán exentos de estas tarifas, un elemento que podría aliviar parte de la carga sobre los consumidores.
La administración también ha dado un respiro temporal a los fabricantes de muebles, al aplazar hasta el 14 de octubre la aplicación de tarifas que oscilarán entre el 30 % y el 50 %. Esta decisión dará lugar a un incremento gradual, comenzando con un 25 %, y su implementación afectará, en particular, a ciertos tipos de muebles, lo que podría complicar aún más el panorama para los importadores y consumidores.
Por último, grandes farmacéuticas, como Eli Lilly y Pfizer, han respondido a la presión del gobierno estadounidense anunciando inversiones significativas en la construcción y expansión de sus instalaciones en el país, lo que les permitirá evadir los nuevos aranceles. Mientras tanto, la Casa Blanca ha asegurado que cumplirá con los acuerdos previos establecidos con la Unión Europea y Japón, que limitan los aranceles a un máximo del 15 %.
Este escenario de políticas comerciales vigentes al 1 de octubre de 2025 destaca una clara intención por parte de la administración Trump de reshuffle la industria local y cambiar el equilibrio del comercio internacional, aunque los efectos reales de estas medidas están aún por verse.
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