El balón de fútbol autografiado por el atacante Neymar y que fue robado del Museo del Congreso durante los ataques golpistas a las sedes de los poderes en Brasil del 8 de enero pasado fue recuperado en Sorocaba, ciudad a unos 860 kilómetros de Brasilia, luego de que fuera entregado el sábado a agentes de policía por un hombre que admitió haber participado en los asaltos a las sedes de la Presidencia, el Congreso y la Corte Suprema y haberse apoderado del objeto.
El ladrón arrepentido se acercó a los policías que patrullaban una calle en Sorocaba, municipio en el interior del estado de Sao Paulo, para manifestar su deseo de devolver el balón y preguntar lo que podía hacer, según una nota divulgada este domingo por la Policía Militarizada del estado de Sao Paulo.
Los agentes condujeron al hombre junto con el balón hasta la sede de la Policía Federal, responsable por las investigaciones sobre el intento de golpe contra el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, en donde el ladrón fue interrogado, fichado y liberado.
Los policías federales se incautaron del balón y avisaron a la administración del Congreso, que este domingo confirmó que se trata del que fue robado durante el asalto a su sede.
El balón con el autógrafo del famoso atacante de la selección brasileña y del PSG francés fue un regalo que una delegación del club Santos entregó en abril de 2012 al entonces presidente de la Cámara de Diputados, Marco Maia, tras una sesión solemne para homenajear el centenario del club paulista que ha revelado a jugadores como Pelé, Neymar, Robinho y Gabigol.
Según un inventario divulgado por la Cámara baja tras los asaltos golpistas, de los 46 objetos protocolarios expuestos en el pequeño museo que la institución tiene en su Salón Verde, 3 fueron destruidos por los vándalos, 12 quedaron damnificados, 29 permanecieron intactos y dos desaparecieron.
Además del balón, el otro objeto robado fue una perla regalada al Congreso de Brasil en 2019 por el entonces viceministro de Estado de Qatar, Mohammed bin Abdulrahman Al-Thani.
Los asaltos a las sedes de los tres poderes en Brasil fueron perpetrados por miles de seguidores del expresidente Jair Bolsonaro que no reconocen su derrota en las elecciones de octubre y querían forzar un golpe de Estado contra Lula, vencedor de las presidenciales y que asumió su tercer mandato el 1 de enero.
Unas mil 800 personas han sido detenidas por su responsabilidad en los actos antidemocráticos, entre los cuales el entonces secretario de Seguridad de Brasilia, Anderson Torres, un importante aliado y exministro de Bolsonaro acusado de omisión por no haber evitado los asaltos pese a que había sido alertado sobre lo que ocurriría.
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