“Eppur si muove” (“Y sin embargo se mueve”) es la frase que la historia o la leyenda usa para las palabras de Galileo Galilei cuando se vio obligado, por la no tan Santa Inquisición, a abjurar de su convicción heliocentrista. A pesar de la imagen simétrica que las autoridades de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) quieren crear, la realidad dice otra cosa, que lo que pasa es precisamente al revés: que se mueve (y no para bien) la institución, la UAM.
Contrario a lo que ha sucedido dentro de la UAM en la época reciente, es clave revisar el “Plan de Desarrollo Institucional 2011–2024 (PDI)” aprobado durante el rectorado de Enrique Fernández Fassnacht.
Los objetivos de dicho Plan fueron elaborados con visión de futuro y, aunque no lo dijera explícitamente, impulsar la mejora continua desde el presente. El documento por medio de un FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas) evalúa la situación en la UAM y planifica hacia el futuro con metas cuantitativas y con la obligación de evaluar el Plan cada tres años.
El anterior Rector General, José Antonio de los Reyes, olvidó evaluar ese importante compromiso y acabó por dejar un Plan de largo aliento. Para salir del apuro presentó una adecuación de la AGuI 2020 para el “Plan Estratégico de Gestión Institucional UAM 2025–2030” y, curiosamente, incluyó como anexos convenientes, documentos que alteraron la lógica del análisis, por ejemplo, un taller de trabajo que no pudo convocarse, ni realizarse, ya que fue en la época de la pandemia.
Lo más grave, su vigencia se definió para 2025, pero la emergencia exigía un nuevo PDI, sin embargo, no se elaboró, no se discutió, ni se aprobó. El problema es que, en vez de cumplir con la obligación estatutaria de la planeación estratégica, se generó un documento que no era un Plan institucional y que solo servía para justificar la gestión del equipo encabezado por Reyes.
Por cierto, en la AGuI se especificaba que la evaluación de dicho PDI debía realizarse en 2021, tres años después de la etapa anterior. Pero nadie la convocó ni nadie la efectuó. Es evidente que dicho Plan ya no es pertinente para orientar el destino de la UAM, pues han pasado hechos trascendentales como la pandemia en el año 2020, tampoco de orden local, como la Ley General de Educación Superior, promulgada en el año 2021. Este es un asunto falaz, que solo por su repetición, quiere hacerse ver como verdad.
Es obvio que ningún Plan de Desarrollo puede ser vigente eternamente, pero el PDI establece que debe ser evaluado cuando cambia el entorno, es elemental deducir que era imperativo hacer las adecuaciones que exigió el cambiante quehacer. Desconocemos si esas evaluaciones se efectuaron en algún comité muy secreto guardado por los exrectores.
Por otra parte, los planes de desarrollo de las Unidades Académicas de la UAM están suspendidos o no tienen vigencia uniforme. La UAMI no tiene una vigencia más allá de 2023; Azcapotzalco hasta 2036, no respaldado por la Rectoría General; Cuajimalpa hasta 2028; Iztapalapa no viene en la página Web de la Unidad Iztapalapa. Sorprende por el descuido administrativo que impera.
Cabe resaltar que la Unidad Xochimilco sí presentó un Plan de Desarrollo. Por lo visto, esto no inquieta al Rector General, tampoco se sabe cómo se consideraron en la elaboración del “Plan Estratégico de Gestión Institucional 2025–2030” de la UAM.
Aunque ya se han publicado los diagnósticos de algunas unidades y de algunos departamentos, no fue posible encontrar una declaración técnica institucional. En realidad, no parece haber sido así, es evidente la suma de esfuerzos aislados, pero incompletos. La información de las deficiencias técnicas del micro sitio y datos agregados por alinear el plan de desarrollo de la UAM-Iztapalapa a la AGeI (2025–2030) son un preámbulo del Plan Integral 2025–2030. Además, para la elaboración de ese documento se pegó a una consultora “Aseguramiento de la Calidad en la Educación y el Trabajo”, cuyo director general es Salvador Melo Álvarez. Por otra parte, el escueto informe verbalmente de la Unidad “Oportuno” y su doble inscripción —la página Web de la Unidad de Iztapalapa.
Sorprende por el descuido administrativo que impera. Quizá el hecho de que no se haya planeación cuando la Unidad Iztapalapa sí presentó un Plan de Desarrollo. Por lo visto, esto no inquieta al Rector General, tampoco se sabe cómo se consideraron en la elaboración del PDI 2025–2030 de la UAM.
El riesgo mayor es que se realice un ejercicio sin solidez institucional, sin bases técnico-académicas uniformes, inventando actividades que no reflejan la realidad o que no existen. En suma, un documento sin rigor ni prudencia.
El grupo que detentó el poder desde la rectoría general intenta acotar a la nueva gestión. Un ejemplo fue la intención de imponer un nuevo miembro de la Junta Directiva. No lo logró. El nombramiento de la rectora de Xochimilco parece que tomó su propio rumbo.
Los hechos narrados son ejemplos de una gestión improvisada y en oportunidades desastrosa que han creado una masa crítica dentro de la misma comunidad. Muestra de ello fue la reciente elección del director de la División de Ciencias Biológicas y de la Salud en la Unidad Iztapalapa, en que la candidata oficial no alcanzó siquiera el mínimo solicitado del Consejo Académico, y la ganó el 78%.
El Rector General y la Junta Directiva impidieron que la comunidad reciba un integrante que la mayoría consideró idóneo. Elegir a la tercera candidata y elegir la peor evaluada es un signo de la incompetencia y falta de respeto por la comunidad.
Creo, y no quiero dejar pasar la oportunidad, que sería un error que la comunidad no exprese de una manera inteligente su posición sobre el futuro de la Universidad Autónoma Metropolitana. Una institución tan importante debe cuidarse por todos.
Los hechos narrados no son falsos. Lo que le interesa a la comunidad es saber si las partes de los micro sitios están bien o mal hechas. Es un misterio si los diagnósticos enviados por los jefes de departamento están completos.
El riesgo es que se construya un documento sin bases técnico-académicas sólidas, inventando actividades desde la comodidad de quien ya no tiene la responsabilidad de la institución.
Ojalá prevalezca el buen juicio. No es momento de correr riesgos innecesarios. El futuro de la UAM no puede quedar sujeto a ocurrencias, ni a planes que no responden al momento actual ni futuro.
Sin embargo, la UAM, sí se mueve. Por eso “Eppur si muove”.
– Profesor UAM-I
@jc_santiago
www.javiersantiagocastillo.com



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