El líder del Partido Conservador de Canadá, Erin O’Toole, ha pasado las últimas horas insistiendo que es el único con posibilidades de derrotar al primer ministro Justin Trudeau en las elecciones generales de este lunes. El candidato tory está en el segundo puesto en los sondeos de opinión con una intención de voto de 31%, un empate técnico con los liberales del primer ministro. Trudeau disolvió el Parlamento a mediados de agosto, dando inicio a una corta campaña de solo 36 días de la que espera salir reforzado para poder formar un Gobierno de mayoría.
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“Hay mucha gente en este país que está enojada con el señor Trudeau”, dijo el viernes el conservador O’Toole en un mitin en Londres, en Ontario, la provincia donde están en disputa 121 asientos del parlamento, el mayor número en juego en los comicios. “Si permitimos que esa frustración haga otra cosa que votar conservador, es un voto por el señor Trudeau”, añadió el opositor. La frase, repetida en diferentes puntos de la vasta geografía canadiense en los últimos días, tiene la intención de amalgamar el voto de castigo contra el premier electo en 2015. Una de sus principales banderas es el repudio al gasto de casi 600 millones de dólares canadienses (470 millones de dólares de EE UU) de los comicios, que consideran un capricho del actual mandatario.
Sobre todas las cosas, O’Toole quiere frenar la sangría de votos que la organización de centro derecha está teniendo frente al Partido Popular de Canadá (PPC), una formación libertaria y populista iniciada por un conservador que abandonó las filas en 2019. El PPC está sumando apoyos en esta campaña, impulsado por el movimiento anti vacunas y anti mascarillas en unos comicios que son percibidos como un gran referéndum de la gestión de Trudeau de la pandemia. La formación ha crecido un 4,6% en la intención de voto en seis meses, según las encuestas. Los conservadores, en cambio, solo han ganado dos puntos porcentuales en el mismo periodo. Esto ha obligado a O’Toole a rechazar la vacuna obligatoria para los empleados del Gobierno y proponer en cambio que quienes no estén inmunizados sean examinados regularmente con pruebas rápidas. Su partido, que también rechaza el pasaporte de vacunación que ya se exige en varios lugares públicos, no ha requerido la vacuna para sus candidatos.
Con 48 años, O’Toole es un año más joven que su principal adversario. El líder tory ha querido marcar distancias con el primer ministro. “Cuando Trudeau hacía fiestas, yo participada en operaciones de búsqueda y rescate”, comparó hace unos días el candidato, citando su experiencia como piloto de helicópteros sea king de la Fuerza Aérea, una corta carrera militar que abandonó para estudiar Derecho, la segunda carrera tras su licenciatura en Historia conseguida en el Colegio Militar. Sin embargo, los orígenes de ambos tienen similitudes. Nació en Montreal y es, como Trudeau, quien es primogénito del expremier Pierre Trudeau, hijo de un veterano político que fue diputado local de la provincia de Ontario por casi 20 años para el Partido Conservador.
O’Toole es diputado federal desde 2012 por un suburbio a las afueras de Toronto y tuvo una breve experiencia en el Gobierno en 2015 como titular de la cartera de Veteranos de Guerra. Su gran salto a la política nacional se dio en agosto del año pasado, cuando se hizo con el control del partido. Desde entonces, ha intentado dar un viraje al centro en un país que lleva un lustro bajo el mandato progresista de Trudeau. “Canadá ha cambiado y nuestro partido debe cambiar también”, señaló en marzo. Este miércoles dijo a un grupo de simpatizantes: “Ya no somos el mismo Partido Conservador de sus padres”.
Defensor de un partido más inclusivo, O’Toole ha querido impulsar su perfil progresista en lo social. En este mes ha presentado un plan de lucha contra el cambio climático, subrayado que no se opone al aborto y que las mujeres tienen el derecho a decidir en la interrupción del embarazo. También ha tendido la mano a los sindicatos y suavizado su opinión sobre el derecho a la propiedad de armas y su regulación, cuya oposición es uno de los pilares de los conservadores tradicionales.
Algunos analistas han puesto en duda el rostro que O’Toole ha querido mostrar en la campaña e incluso lo han calificado de “dos caras”. Una encuesta levantada en agosto señalaba que si Stephen Harper, el primer ministro canadiense entre 2006 y 2015, siguiera al frente de los conservadores la distancia con los liberales sería mucho más apretada. Esto refleja que algunos votantes indecisos anhelan un partido de corte más tradicional.
En lo económico, O’Toole propone una rebaja de impuestos temporal y créditos de apoyo a los pequeños y medianos negocios. También quiere expandir el acceso a créditos blandos de los empleados de la construcción, trabajadores sanitarios y a quienes trabajan con la salud mental. Asimismo, ha propuesto expandir los beneficios del ya robusto programa de apoyo a la infancia.
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