¿Es el mínimo responsable del descenso laboral?

El debate sobre el salario mínimo en México se intensifica al acercarse la decisión de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos sobre el aumento para 2026. Se anticipa que el incremento puede rondar el 12% para la mayoría del país, una cifra que plantea preguntas sobre su impacto en la economía, el mercado laboral y la inflación.

Con este aumento, el salario mínimo alcanzaría los 312 pesos diarios en gran parte del territorio nacional, mientras que en la Zona Libre de la Frontera Norte podría ubicarse en 470 pesos con 26 centavos. Esto equivale a aproximadamente 17 dólares diarios y más de 500 dólares mensuales para la mayoría de México, y un poco más de 750 dólares mensuales en la frontera, cifras que todavía son significativamente inferiores a los mínimos de países como Uruguay y Costa Rica.

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El gobierno mexicano tiene como objetivo que, para 2030, el salario mínimo permita adquirir 2.5 canastas básicas. Si se cumple la proyección de un salario mínimo de 9,471 pesos mensuales al finalizar 2025, este podría adquirirse hasta 1.8 canastas, siempre que la inflación no experimente un repunte drástico. Aunque la relación entre el incremento del salario mínimo y la inflación ha sido debatida, muchos expertos coinciden en que los aumentos previos, desde el 2018, no han originado una inflación significativa, sugiriendo que otros factores han influido más en los precios.

Sin embargo, la cuestión más apremiante es si estos aumentos al salario mínimo están afectando la generación de empleos formales. En los primeros nueve meses de 2025, el sector formal reportó una pérdida de 553,000 empleos, mientras que el sector informal creó 599,000. La creación de empleo total fue de solo 45,000 puestos, el índice más bajo en una década, excluyendo el año pandémico. Esto plantea interrogantes sobre la viabilidad del empleo formal en un país donde la economía muestra un estancamiento, proyectándose un crecimiento inferior al 0.5% para 2025 y una caída en la inversión privada que podría superar el 7%.

La inseguridad también es un factor no económico que impide la generación de empleo formal. En un contexto donde la extorsión ha aumentado notablemente, no es sorprendente que muchos empresarios opten por cerrar sus negocios en lugar de vivir bajo presión de grupos delictivos.

La decisión sobre el salario mínimo se anunciará en días próximos, y todo indica que el aumento será cercano al 12%. El gobierno busca mantener una narrativa positiva sobre este tema, presentado como uno de los mayores logros de la política pública. El incremento ha contribuido a disminuir la pobreza y a expandir la masa salarial, impulsando así el mercado interno. Sin embargo, el desafío se presenta al buscar un equilibrio: la economía no puede sostener incrementos continuos si no experimenta crecimiento, y si la generación de empleo en el sector formal se encuentra en declive, es pertinente cuestionar la continuidad de esta política.

El momento es crítico y hay señales de alerta que deben ser atendidas. ¿Quién tomará las riendas para orientar la economía hacia un camino más saludable?

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