Los hospitales españoles han detectado en la última semana ocho nuevos casos de hepatitis grave de origen desconocido en niños, según han confirmado fuentes sanitarias. Este incremento eleva hasta al menos 21 el número de menores afectados en el país desde el pasado mes de diciembre, 18 de los cuales tienen menos de 10 años de edad. De ellos, uno ha requerido un trasplante de hígado —este dato no ha cambiado en los últimos siete días— y al menos cinco han estado ingresados en la UCI, aunque la evolución de todos los enfermos cuya situación ha trascendido es favorable y la mayoría ha recibido el alta. Cinco de los nuevos casos han sido diagnosticados en la Comunidad de Madrid. Como los hospitales están revisando todos los historiales clínicos de pacientes atendidos desde principios de año, algunas novedades corresponden a hepatitis atendidas hace unas semanas.
Pese al incremento registrado, el análisis de los datos realizado por el Ministerio de Sanidad no ofrece por ahora conclusiones alarmantes, según las mismas fuentes. La razón es que “los números registrados no superan a los de años anteriores y, por tanto, están dentro de lo esperable”. La situación es distinta en el Reino Unido, que con 114 diagnósticos sí supera ampliamente lo previsible. En todo al mundo han sido notificados hasta ahora unos 200 casos, de los que una veintena han necesitado un trasplante de hígado. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha informado de un fallecimiento, del que no ha precisado Columna Digital. Estados Unidos investiga ahora una posible segunda muerte en Wisconsin, según las informaciones de las autoridades sanitarias de este estado.
Un informe publicado ayer por el Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC) considera que, según las investigaciones en marcha, “la hipótesis más probable es que algún factor contribuyente, que afecta a niños con una infección por adenovirus que sería leve en circunstancias normales, provoca una infección más severa o una reacción de tipo inmune” que causa graves daños en el hígado. “Causas como otras infecciones [el coronavirus, entre ellas] o agentes tóxicos están todavía siendo investigadas y no han sido excluidas, aunque son consideradas menos probables”, recoge el informe.
La cifra de afectados en España podría verse reducida si las investigaciones en marcha acaban encontrando alguna de las causas conocidas en los enfermos estudiados. Por otro lado, es probable que crezcan debido a los cambios introducidos por la OMS en la definición de caso (los criterios que debe cumplir un paciente para ser contabilizado en la actual crisis sanitaria). Inicialmente, la OMS consideraba como “confirmados” los diagnósticos realizados desde el 1 de enero en niños de 10 años o menores y “probables” en los de 11 a 16. La nueva definición de caso considera como “probables” todos los diagnósticos en niños de 16 años o menos desde tres meses antes, el 1 de octubre de 2021, y no fija los criterios para que sea considerado “confirmado” hasta que sea descubierto el origen de las hepatitis, según el informe del ECDC.
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La OMS lanzó una alerta sanitaria internacional a principios de mes después de que el Reino Unido notificara un súbito incremento de hepatitis graves de origen desconocido, que en algunas zonas de Escocia superaron en tres semanas lo que era esperable durante un año. Desde entonces, al menos 16 países han notificado enfermos. Más de la mitad corresponden al Reino Unido, aunque según el ECDC ya hay otros países que han detectado más casos de lo esperable. Se trata de Dinamarca (seis), Irlanda (”menos de cinco”) y Países Bajos (cuatro, de los que tres han sido sometidos a un trasplante).
El informe recoge 13 afectados en España debido a que el Ministerio de Sanidad aún no le ha notificado los últimos diagnósticos realizados. Italia, con 17, es el segundo país europeo con más enfermos según las cuentas del ECDC. Fuera de Europa, han notificado casos Estados Unidos (al menos 25), Israel (12), Japón (tres) y Canadá, que no ha especificado la cifra.
Otros expertos han planteado sus dudas en congresos especializados, como el celebrado a principios de esta semana en Lisboa por la Sociedad Europea de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ESCMID, en sus siglas en inglés). Allí, un grupo de trabajo ha planteado una nueva hipótesis: las aflatoxinas. Estos compuestos, producidos por algunos tipos de hongos, son conocidos por su gran toxicidad con el hígado y son un viejo problema de la seguridad alimentaria cuando alcanzan niveles elevados en cereales y frutos secos, entre otros alimentos.
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