España ficha a Lorenzo Brown. El base estadounidense ha logrado la nacionalización exprés y podrá ser convocado con la selección para sus próximas citas y con el Eurobasket del 1 al 18 de septiembre en el horizonte. La federación ha movido ficha para cubrir una vacante de urgencia. Las lesiones de Ricky Rubio y Carlos Alocén, y la renuncia de Sergio Rodríguez abrieron de repente un agujero en una posición clave, la de director de juego, con el Europeo a la vuelta de la esquina. El elegido ha sido este base de 1,96 metros y que cumplirá 32 años cinco días antes de que comience el torneo continental. Para entonces la idea del seleccionador, Sergio Scariolo, es contar con él para la concentración que España iniciará a principios de agosto y que le conducirá al Eurobasket previo paso de otro turno de las ventanas (22-30 de agosto) clasificatorias para el Mundial de 2023. España, sin las figuras de la NBA ni del Barça y el Madrid, cayó este lunes en esta ronda de ventanas ante Georgia por 82-76 y este jueves se enfrenta a Ucrania en Riga, partido aplazado en febrero por el conflicto bélico. Hasta la concentración de agosto tendrá tiempo Scariolo para confeccionar una lista que dibujará a una España de transición, sin los hermanos Gasol, sin Ricky, sin Sergio Rodríguez… y seguramente con Lorenzo Brown.
La selección masculina de baloncesto no echaba mano de las nacionalizaciones desde que captó a Serge Ibaka en 2011. El pívot congoleño ganó el Eurobasket de 2011 con España y fue plata en los Juegos de 2012. Su último servicio a la familia fue el Mundial de 2014 (derrota en cuartos), antes de que la aparición de Nikola Mirotic abriera el debate y obligara a un descarte, puesto que la normativa solo permite reclutar a un naturalizado por torneo. Entre los juegos de presiones de la NBA y el cruce de opiniones sobre qué carta era mejor jugar, Mirotic, de origen montenegrino, se colgó el oro en el Eurobasket de 2015 y el bronce en los Juegos de 2016. Ahí se cerró un paréntesis, el de los fichajes extranjeros, que ahora se abre de nuevo con Lorenzo Brown.
Scariolo conoce de cerca al nuevo. Lo dirigió cuando formó parte del cuerpo técnico de Toronto en la temporada 2017-18, la cuarta estación del base de Georgia en la NBA después de Philadelphia, Minnesota y Phoenix, siempre con números discretos: 81 partidos jugados en total y 3,1 puntos, dos rebotes y 1,6 asistencias por noche en la temporada regular. Luego comenzó un periplo europeo en el que tras pasar por Estrella Roja, Fenerbahçe y este último curso por Unics, le conducirá la próxima campaña al Maccabi. De este viajero, más allá de la hoja de estadística, valora Scariolo su experiencia, la fe en un rendimiento inmediato y la fortaleza física que hoy día demanda cualquier puesto en la cancha. La mayoría de las grandes selecciones se han forrado con bases de casi dos metros, grandes atletas, rápidos y fuertes, y el técnico precisa un director de juego que se faje en defensa y a la vez genere y anote en ataque. En lo que tiene en el cesto, Scariolo no duda de que hay talento, pero también observa escasa carrocería para el choque en unos casos y poca madurez competitiva en otros, dos asteriscos que no tienen indulto en una competición como un Europeo, un torneo corto y que requiere jugadores hechos más que aprendices.
Sin dos seguros de vida como Ricky y Sergio Rodríguez, por el casting han desfilado Quino Colom, Guillem Vives, Alberto Díaz, Ferran Bassas y Dani Pérez, todos bajo la lupa del seleccionador, con Sergio Llull y Jaime Fernández también como alternativas. A la rueda de aspirantes se une ahora Lorenzo Brown, otro fichaje exprés para ganar músculo y horas de vuelo para el Eurobasket.
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