España no ha llegado a tiempo para aplicar la prohibición europea a la comercialización de una serie de productos de plástico de un solo uso (como bastoncillos, pajitas y cubiertos), una medida que pretende reducir la contaminación terrestre y en los mares. Una directiva comunitaria de 2019 establecía que a partir de este sábado 3 de julio no se podían introducir en el mercado comunitario 10 productos elaborados con este material, los que con mayor frecuencia acaban contaminando el medio ambiente.
El Gobierno no aprobó hasta este mes de mayo el proyecto de ley de residuos, en el que se traspone la directiva europea. Ahora la norma se está enmendando en el Congreso y no se espera que esté lista y definitivamente en vigor hasta la primavera próxima, según explica Juan López de Uralde, diputado de Unidas Podemos y presidente de la comisión del Parlamento que tramita la ley.
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Tras la aprobación en junio de 2019 de aquella directiva, y a más tardar el 3 de julio de este año, los Estados miembros debían “haber implantado medidas para garantizar que determinados productos de plástico de un solo uso ya no puedan introducirse en el mercado de la UE”, según explica la Comisión. “Se trata de algunos productos para los que existen alternativas asequibles en el mercado: bastoncillos de algodón, cubiertos, platos, pajitas, agitadores de bebidas, palitos de globos de plástico, vasos, recipientes para alimentos y bebidas de poliestireno expandido y todos los productos fabricados con plástico oxodegradable [que se descomponen naturalmente pero dejan micropartículas tóxicas]”, añade Bruselas.
En el caso de España, y también en el de la mayoría de países de la UE, no se ha traspuesto la directiva —es decir, no se han trasladado a la legislación española las prohibiciones concretas recogidas en la norma europea—. Sin embargo, a pesar de ello, la Subdirección General de Economía Circular del Ministerio para la Transición Ecológica difundió hace unos días una “nota informativa” en la que daba a entender que la prohibición entraría en vigor el 3 de julio en España. Y los sectores más afectados por este veto —hosteleros, fabricantes de plásticos o supermercados— se quejan de que están viviendo una situación de confusión y de inseguridad jurídica.
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Emilio Gallego, secretario general de la Confederación Empresarial de Hostelería de España, lamenta la “absoluta confusión” en la que está su sector, donde existen serias dudas sobre si se pueden seguir usando o adquiriendo a los proveedores a partir de este sábado los productos afectados por la directiva, como algunos envases de plástico para alimentos y bebidas. “Las directivas obligatoriamente se han de trasponer”, sostiene Gallego. En la misma línea, los servicios jurídicos de Cicloplast —una de las patronales de fabricantes de plásticos y envases— indican que la prohibición de venta de esos productos no entraría en vigor hasta que se apruebe la ley nacional, explica Isabel Goyena, directora general de esta entidad.
El departamento de comunicación del Ministerio para la Transición Ecológica, a preguntas de Columna Digital, se muestra mucho menos contundente que la nota informativa emitida por la Subdirección General de Economía Circular: “Dado que la directiva europea es muy precisa, estamos haciendo un análisis jurídico para determinar las posibilidades de su aplicación directa”. El resultado de ese análisis no había trascendido este viernes, un día antes de que se cumpliera el plazo para la aplicación del veto europeo a ese conjunto de productos de plástico.