En México, además de la vaquita marina, especies en peligro de extinción, como las tortugas y ballenas, enfrentan peligros incluso de los santuarios marinos, donde las actividades extractivas y portuarias dañan su hábitat.
El aumento de la urbanización en las costas mexicanas pone en riesgo las zonas de anidación de las tortugas. Además, la pesca masiva puede dañar los fondos marinos y dar pie a que estas especies queden atrapadas en redes, pese a no ser objeto de pesca.
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Igualmente, en los estados de Veracruz y Tamaulipas las actividades portuarias y de extracción de petróleo causan estragos en tortugas Carey y Lora, la más amenazada del mundo.
En el Golfo de Ulloa, en Baja California Sur, la minería prospectiva y pesca con redes de enmalle afecta principalmente a tortugas Caguama.
Por otro lado, el área natural en las islas del Golfo de California, Espíritu Santo y Bahía Loreto obtuvieron una mala evaluación, ya que la ballena Azul y la Rorcual común siguen amenazadas a pesar de estar incluidas en la Lista Roja de especies de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Ante este escenario, Miguel Rivas, director de Santuarios Marinos en Oceana, manifestó que la Conanp, puede ayudar a mejorar las acciones de conservación sobre ballenas y tortugas para que lleguen a mares mexicanos por medio de tres acciones concretas:
- Regulación y limitación de la pesca en las Áreas Naturales Protegidas, bajo cuotas, limitación de métodos intensivos y monitoreo en vivo de embarcaciones pesqueras.
- Reformulación de programas de manejo orientados a la conservación.
- Ampliación del catálogo de Áreas Naturales Protegidas.
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