El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tiene previsto firmar este viernes una ambiciosa orden ejecutiva -72 iniciativas a cargo de 12 agencias federales- cuyo objetivo último es favorecer la competencia en todos los ámbitos de la economía. Agricultura y grandes empresas cárnicas; industria farmacéutica, transportes, proveedores de Internet o servicios financieros: no hay sector que no contemple el último decreto de la Administración demócrata. La medida pretende poner coto a los abusos en su posición de mercado por parte de unas pocas empresas, que se traducen en precios más altos para el consumidor. Sin nombrarlas, las grandes tecnológicas están en la mente de todos, dada la ofensiva bipartidista en curso -demócratas y republicanos al alimón- contra las Big Tech.
Pero la orden ejecutiva contra las prácticas anticompetitivas va mucho más allá, y apunta incluso a la letra pequeña de la provisión de servicios. La iniciativa plantea el fin de las cláusulas de no competencia en el mercado laboral, mayor transparencia en las sobretasas del equipaje o la devolución de billetes de avión, en las tarifas de los proveedores de Internet, y más vigilancia del mercado tecnológico: en suma, eliminar las condiciones habitualmente inadvertidas en las transacciones comerciales que afectan a diario a millones de empleados, consumidores y pequeñas empresas.
Hay que ser Joe Biden para hacer todo esto
El decreto no impone decisiones inmediatas, pero sí insta a la docena de agencias gubernamentales encargadas de su desarrollo a tomar medidas para “abordar rápidamente algunos de los problemas de [libre] competencia más urgentes de nuestra economía”, explica el documento informativo divulgado por la Casa Blanca antes del acto oficial de la firma. El objetivo es claro: “Promover la competencia en la economía estadounidense, lo que va a favorecer la bajada de los precios para las familias, la subida de los salarios de los trabajadores, la innovación e incluso un crecimiento aún más potente”, explica el memorándum.
El decreto por la libre competencia que Biden suscribirá este viernes -el enésimo de un mandato osado y progresista- exhorta a los organismos reguladores a intervenir más decididamente en mercados clave como el tecnológico. A la intención de Biden de poner coto al poder omnímodo de las grandes firmas de Silicon Valley no es ajeno el equipo de colaboradores que ha formado. Entre ellos figuran Lina Khan, a cargo de la Comisión Federal de Comercio (FTC, en sus siglas inglesas) y una de las voces más críticas con el monopolio de las tecnológicas, o Tim Wu, miembro del Consejo Económico Nacional -el grupo de asesores económicos de la Casa Blanca-, asimismo contrario a las prácticas monopolísticas de las Big Tech. Una de ellas, Amazon, anunció su intención de recurrir el nombramiento de Khan al frente de la FTC.