La Justicia de Estados Unidos quiere que el exvicepresidente Mike Pence testifique en la investigación abierta por el asalto al Capitolio tras la derrota electoral de Donald Trump.
Los planes del Departamento de Justicia fueron adelantados por el New York Times y publicados después por varos medios estadounidenses, citando fuentes anónimas conocedoras de la situación. El fiscal general, Merrick Garland, acaba de nombrar un fiscal especial para que se haga cargo de las investigaciones criminales contra el expresidente Trump, que ha anunciado su candidatura para optar a la presidencia de nuevo en las elecciones de 2024.
Mike Pence ha rechazado la idea de declarar en la comisión parlamentaria que ha estado investigando en la Cámara de Representantes el asalto al Capitolio, aunque nunca ha sido citado formalmente.
El propio Pence tiene las metas muy claras en cuanto a obtener el poder presidencial, pero su oposición a Trump y su decisión de cumplir los principios básicos de la democracia y certificar en el Congreso la victoria de Biden han hecho caer su popularidad entre las bases republicanas. Testificar en la comisión del 6 de enero le habría puesto de nuevo en el disparadero de Trump. La republicana Liz Cheney lo ha vivido en sus carnes y su participación en dicha comisión le ha valido el rechazo de los votantes republicanos, con lo que se ha quedado sin escaño en el nuevo Congreso.
A diferencia del testimonio en el Congreso, la alegación del privilegio ejecutivo no ha impedido que otros cargos del Gobierno hayan tenido que declarar en la investigación penal. De momento, no ha habido citación ni se espera a corto plazo, pero en caso de haberla podría verse obligado a testificar.
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