FDA de EE. UU. vincula 10 muertes infantiles a vacunas COVID

Las recientes revelaciones sobre la relación entre las vacunas COVID-19 y la salud infantil han generado un intenso debate en la comunidad médica y científica. Vinay Prasad, jefe médico y científico de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), ha informado que las vacunas podrían haber contribuido a la muerte de al menos 10 niños debido a inflamación del corazón. Este análisis se basa en un estudio preliminar de 96 muertes ocurridas entre 2021 y 2024, lo que ha provocado reacciones tanto dentro como fuera de la agencia sanitaria.

“Estas muertes están relacionadas con la vacunación”, indicó Prasad en un memorando dirigido al personal de la FDA. Esta declaración marca un precedente importante, ya que es la primera vez que la FDA americana reconoce públicamente que las vacunas COVID-19 han estado vinculadas a la pérdida de vidas en niños estadounidenses. A la par, Robert F. Kennedy Jr., secretario de Salud, ha restringido el acceso a las vacunas, limitando su uso principalmente a personas mayores de 65 años y a quienes padecen condiciones de salud subyacentes.

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Kennedy, un crítico acérrimo de las vacunas, ha fomentado la discusión sobre los posibles efectos secundarios. Durante su gestión, han surgido alegaciones acerca de que las vacunas podrían estar relacionadas con el autismo, una afirmación que ha encontrado una fuerte resistencia en la comunidad científica.

Históricamente, funcionarios de salud pública, durante y después del auge de la pandemia, han defendido las vacunas como una herramienta vital para combatir el COVID-19, que fueron introducidas en 2020. Sin embargo, el memorando reciente de Prasad añade una nueva dimensión al debate, sugiriendo que no hay forma de determinar si los beneficios superan los riesgos de la vacunación en ciertos grupos.

Pese a la gravedad de los hallazgos, las conclusiones de esta revisión aún no han sido validadas a través de una publicación revisada por pares. La comunidad médica, incluyendo voces críticas como Dorit Reiss, profesora de Derecho en la UC Law San Francisco, ha cuestionado la legitimidad de basar decisiones de política pública sobre la salud en un análisis que todavía no ha sido sometido al escrutinio académico.

Además, se reporta que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) contabilizan 1,071 muertes de niños entre cinco y 18 años a causa del COVID-19 desde el inicio de la pandemia hasta junio de 2023. No obstante, Prasad advierte que comparar estos números con los relacionados a la vacunación resulta engañoso, dado que no se conoce la cifra exacta de vidas que podrían haberse salvado mediante la vacunación.

Con el telón de fondo de este panorama complejo, el comisionado de la FDA, Marty Makary, ha defendido la eficacia de la vacuna en grupos de mayor riesgo, alabando su éxito en prevenir complicaciones severas entre la población de edad avanzada.

Mientras el debate continúa, muchos esperan una mayor supervisión y revisión sobre la seguridad de las vacunas, especialmente en la población infantil. Los próximos pasos y decisiones en este ámbito podrían tener un impacto significativo en la política de salud pública y la percepción de la vacunación en los Estados Unidos.

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