Durante años, la industria de la música en vivo ha sido testigo de un fenómeno que no parece desvanecerse: los asistentes a los conciertos más preocupados en capturar el momento en sus dispositivos móviles que en disfrutar del espectáculo en vivo. Incluso el famoso Bruce Springsteen se ha pronunciado sobre este tema. Según Julio Muñoz, promotor del músico en España, “es una pena que mucha gente pague una entrada cara y se pase el concierto haciendo fotos”.
Es impresionante ver cómo, en algunos eventos, parece que el público busca enriquecer sus galerías de Instagram en lugar de entregarse al momento. Esta práctica no solo distrae a quienes tienen que lidiar con las molestias de tener un dispositivo iluminando el escenario justo frente a ellos, sino que también puede ser tildada como una falta de respeto hacia los artistas y otros asistentes.
A veces parece que el disfrute de la música en vivo se ha evaporado en favor de la exhibición virtual. Ser quizás el primer usuario en subir un video o una foto de un artista importante se ha convertido en una competencia. La cuestión es: ¿está justificada esta tendencia?
En el lado positivo, la tecnología ha permitido a las artistas tener un alcance más amplio y llegar a nuevos públicos. A través de las redes sociales, los músicos pueden interactuar con sus fans y construir una comunidad más sólida. No obstante, esto no debería ser a expensas de la experiencia en vivo.
Dejar el teléfono en casa o guardar el dispositivo en el bolsillo es una práctica valiente que, además, ofrece muchos beneficios. ¿Alguna vez has intentado cerrar los ojos y escuchar la música en un concierto? El resultado es sorprendente. Se puede disfrutar del sonido en su plenitud, dejarse llevar por la energía del momento y conectarse con los demás asistentes.
En resumen, el uso indebido de dispositivos móviles en los conciertos es una tendencia que va más allá de la simple fotografía o grabación de video para la posteridad. En muchos casos, esta actitud interrumpe la experiencia en vivo y aleja al espectador de la energía del momento. La próxima vez que asistas a un concierto, luces tenues, teléfonos apagados y tendrás una experiencia que te dejará sin aliento.
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