Francia ha empezado a desplegar un complejo arsenal normativo para incitar a la población a vacunarse y vetar buena parte de la vida social a quienes se nieguen a inmunizarse. Desde este miércoles, está prohibido entrar sin el certificado sanitario en cualquier evento cultural y deportivo donde se concentren más de 50 personas, incluidas atracciones turísticas.
El certificado covid acredita la vacunación completa del titular o el resultado negativo en test realizado en las 48 horas anteriores. Las protestas, de momento minoritarias, de antivacunas y otros críticos con las medidas del presidente Emmanuel Macron han reavivado el temor a que se active una protesta social como la del movimiento de los chalecos amarillos, que hace dos años y medio puso en aprietos al Gobierno francés.
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En los cines de París era necesario mostrar el certificado y un documento de identidad. En las puertas del museo del Louvre, en París, había que mostrar el certificado y el billete reservado con antelación. Al pie de la Torre Eiffel, se habían instalado unas carpas donde, por 25 euros, los turistas sin certificado podían hacerse la prueba de antígenos. Cinco minutos después, llegaba el resultado y, documento en mano, podían subir al legendario edificio. “Está muy bien, es más seguro”, decía mientras espera el turno para la prueba Elaine Heredia, una mujer de 42 años que vive en Toledo y visita a una amiga en París. “¡Hay que subir, claro!”, añadió.
La extensión de la exigencia del certificado covid —hasta ahora solo se pedía en eventos de más de mil personas— es el prólogo a la medida más amplia que debe entrar en vigor en agosto y que el Parlamento debe adoptar esta semana. A partir de entonces, sin el certificado no se podrán viajar en tren ni en avión, ni tampoco acceder a restaurantes y cafés, ni tan solo a sus terrazas. En paralelo, Macron ha decidido que el personal sanitario deberá vacunarse obligatoriamente entre ahora y mediados de septiembre bajo la amenaza de sanciones que pueden llegar a la pérdida del empleo.
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La aplicación de las primeras medidas este miércoles coincide con el inicio, el mismo día, de un tenso debate parlamentario, mientras el Gobierno habla ya de una cuarta ola impulsada por la variante delta y de una explosión de los contagios, y observa con atención los brotes de descontento popular. El sábado se manifestaron en toda Francia 114.000 personas contra las medidas —de ellas, 18.000 en París—, una cifra modesta comparada con algunas movilizaciones sociales, pero superior a lo que esperaban las autoridades.
“Hay que evitar que un exceso de celo en la aplicación de las medidas ponga a la gente de los nervios y cree unos nuevos chalecos amarillos”, ha dicho el presidente de la Asamblea Nacional, Richard Ferrand, según el semanario satírico y de investigación Le Canard Enchaîné. Un informe del servicio de inteligencia interior, citado este lunes por el diario Le Parisien, analiza: “Al igual que ocurrió durante la crisis de los chalecos amarillos, cuanto más dure el conflicto mayor es el riesgo de que los más determinados y los más radicalizados logren tomar el mando”.
Restricciones en Italia a los no vacunados
El Ejecutivo italiano, que preside Mario Draghi, tiene previsto aprobar este jueves la implantación del certificado verde (el salvoconducto que acredita la vacunación) para acceder progresivamente a los espacios públicos. La idea de Gobierno de coalición es similar a la francesa y constituye, básicamente, una fórmula técnico-política para obligar a toda la población a vacunarse, a menos que prefieran permanecer en casa encerrados. Además, Draghi está preparando también la prolongación del estado de emergencia (finalizaba el 31 de julio) hasta el final de año.
La implantación del certificado se realizará en tres fases. En agosto será obligatorio tener al menos una de las dosis de la vacuna para asistir a eventos culturales y deportivos. También, seguramente, para comer o beber en espacios cerrados de restaurantes y bares. En septiembre se pedirán las dos dosis para las mismas actividades y, a partir del 15 del mismo mes, se exigirá también para entrar en el transporte público.