Francia investiga barco ruso en Báltico.

El 20 de septiembre, un petrolero, que ha cambiado varias veces de nombre desde su salida del puerto ruso de Primorsk, se encuentra detenido en aguas internacionales cerca de la gran instalación eólica frente a la localidad de Saint-Nazaire, en la costa atlántica francesa. Su presencia en esta área ha suscitado diversas especulaciones. Algunos observadores consideran que podría tratarse de un simple anclaje técnico, mientras que otros sugieren que su proximidad a la costa francesa tiene como objetivo poner a prueba la capacidad de vigilancia de las autoridades europeas.

La Marina francesa ha reportado maniobras sospechosas del buque, que ha estado navegando en círculos en una zona cercana a las aguas territoriales de Francia. Este comportamiento, junto con irregularidades en los documentos de su bandera, ha llevado a la Fiscalía de Brest a abrir una investigación. En caso de ser necesario, la Fiscalía tiene la autoridad para incautar el buque en aguas territoriales, que se extienden hasta 12 millas (unos 20 km) de la costa. Más allá de esta zona, el buque está bajo la jurisdicción de su pabellón, Benín, lo que limita las acciones de Francia a la vigilancia y la solicitud de intervención diplomática.

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El término “flota fantasma” se ha popularizado para describir a los cientos de buques rusos que, tras la implementación de sanciones por la invasión de Ucrania, continúan transportando crudo al margen de la legalidad. Este sistema clandestino permite a Rusia seguir exportando hidrocarburos a países de Asia y África, eludiendo embargos y regulaciones internacionales. Los barcos frecuentemente cambian de bandera y utilizan propietarios opacos, además de apagar sus transpondedores durante las transferencias de carga en alta mar.

La presencia de estos buques cercanos a costas europeas plantea serias preocupaciones, pues implican riesgos ecológicos, alteraciones en el tráfico marítimo y, en la actualidad, hay sospechas de posibles actividades de sabotaje, como el ataque a cables submarinos que son vitales para las comunicaciones y la energía.

Recientemente, se han reportado incidentes con drones en Noruega, Lituania y Dinamarca, que han sobrevolado infraestructuras sensibles como aeropuertos y plataformas petrolíferas. Algunos estudios de trayectoria han identificado al buque Boracay / Pushpa en proximidad de estos sobrevuelos, lo que ha llevado a la sospecha de que podría haber sido utilizado como plataforma de apoyo para los drones.

Aunque no existen pruebas concretas en este momento, el contexto sugiere una gama más amplia de tensiones híbridas que incluyen ciberataques, espionaje y tácticas de intimidación contra infraestructuras energéticas en Europa, mientras que Rusia continúa negando cualquier implicación en estos eventos.

A nivel político, el ministro danés de Transportes ha enfatizado que la seguridad será una prioridad en la próxima cumbre informal de la UE que se celebrará en Copenhague. En una reunión previa, se hizo un llamado a adoptar una respuesta firme y unificada ante las provocaciones rusas, destacando la necesidad de pasar de los debates a acciones concretas.

Esta situación crítica refleja no solo la complejidad del entorno geopolítico actual, sino también la urgencia con la que deben abordarse los desafíos que representa la flota fantasma y las nuevas tecnologías en el ámbito de la seguridad nacional. La información presentada es relevante y corresponde a la fecha de publicación original, el 1 de octubre de 2025.

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