Mediante un comunicado difundido en Nueva York, la agencia de noticias Associated Press (AP) ha mostrado su consternación por el derribo del edificio que albergaba su sede en la ciudad de Gaza, donde se encontraban una docena de informadores y colaboradores cuando recibieron la orden de evacuar la torre de doce plantas. “El mundo sabrá menos de lo que sucede en Gaza a partir de hoy”, ha lamentado el presidente de la agencia, Gary Pruitt. En parecidos términos ha reaccionado la cadena de televisión catarí Al Jazeera, que ocupaba otras oficinas en el inmueble. Las reacciones de condena de los medios y las asociaciones internacionales chocan con el silencio al respecto del Departamento de Estado, si bien a mediodía de este sábado, hora local (seis horas más en la España peninsular), la Casa Blanca se pronunció escuetamente, a través de un tuit de su portavoz, Jen Psaki, recordando la importancia de garantizar la seguridad de la prensa.
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“Hemos comunicado directamente a los israelíes que garantizar la seguridad de los periodistas y los medios independientes es una responsabilidad primordial”, ha tuiteado Psaki, mientras, a mediodía de este sábado, Antony Blinken, responsable del Departamento de Estado, publicaba en la red social un mensaje denunciando el “genocidio” en la región etíope de Tigray. Ni una palabra sobre el bombardeo contra la sede de AP y Al Jazeera, lo que, según algunos analistas, demuestra la extrema cautela que guía los pasos de la Administración de Joe Biden en esta crisis. La inicial indecisión y las reticencias de Washington ante esta nueva espiral de violencia han sido notorios en los últimos días, hasta el extremo de frenar una declaración en el Consejo de Seguridad de la ONU. Biden ha subrayado esta semana el “inquebrantable apoyo” de Washington al “legítimo derecho de seguridad y a la defensa de Israel”.
Biden es blanco de las críticas de sus correligionarios, a la cabeza de todos ellos la única congresista de origen palestino, Rashida Tlaib. “Israel está atacando a los medios de comunicación para que el mundo no pueda ver sus crímenes de guerra, liderados por el apartheid en jefe, [Benjamín] Netanyahu”, ha dicho Tlaib. El ataque de este sábado obedece, según la congresista, al intento de que “el mundo no pueda ver cómo son masacrados los palestinos”. Pero también importantes analistas como Nicholas Kristof, del diario The New York Times, que en una dura tribuna de opinión publicada el miércoles recordaba cómo los impuestos del contribuyente estadounidense sufragan las bombas que atacan Gaza, y calificaba la actitud de la Administración de Biden de “tímida y constreñida”.
Si la diplomacia estadounidense se mueve con pies de plomo, los medios afectados por el ataque no se han ahorrado críticas. En un comunicado de la agencia difundido en Nueva York, Pruitt ha mostrado su indignación. “Estamos consternados y horrorizados. Conocen desde hace mucho tiempo la ubicación de nuestra oficina y sabían que los periodistas estaban allí. Fuimos advertidos de que el edificio se vería afectado. Estamos solicitando información al Gobierno israelí y en contacto con el Departamento de Estado de EE UU para tratar de averiguar más”, ha señalado Pruitt.
Una docena de periodistas y colaboradores de la agencia estaban en el interior cuando recibieron la orden de evacuación, “y afortunadamente pudieron abandonarlo a tiempo”, pero “la evolución [del conflicto] es especialmente inquietante. El mundo sabrá menos de lo que sucede en Gaza a causa de lo que ha sucedido hoy”, concluye el responsable de AP.
“Este canal no va a ser silenciado. Al Jazeera no va a callarse”, dijo por su parte en antena, con la voz entrecortada, una presentadora del canal en inglés de la televisión catarí. “Podemos garantizar que seguiremos informando”, añadió, según informa la agencia Bloomberg. La cadena, que ha definido el ataque como un “claro acto para impedir la sagrada tarea de informar al mundo” de cuanto sucede en la Franja, ha manifestado en un comunicado su intención de que el Gobierno israelí “se responsabilice de sus acciones”.
El ataque a la sede de AP y Al Jazeera no es el primero que esta semana apunta y alcanza a medios de comunicación e informadores en Israel y en Gaza. La organización Reporteros sin Fronteras (RSF) ha denunciado este viernes la destrucción de 21 medios de comunicación y un balance de al menos 15 periodistas palestinos heridos desde el 7 de mayo, entre los enfrentamientos en Jerusalén Este y los bombardeos en la franja de Gaza. “Después de que Hamás disparara cohetes contra Jerusalén, los ataques aéreos israelíes en la madrugada del 12 de mayo destruyeron la torre Al Jawhara, un edificio de 10 plantas en la ciudad de Gaza que albergaba 14 medios de comunicación, entre ellos el periódico Palestine Daily News y el canal de televisión panárabe Al Araby”, ha denunciado esta semana RSF. También resultó afectada la oficina del corresponsal local de la agencia Efe.
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