El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de Estados Unidos ha emitido un comunicado impactante: desde la llegada de Donald Trump a la presidencia a finales de enero, más de dos millones de migrantes ilegales han abandonado el país, ya sea por decisión propia o forzados por las circunstancias. Según el informe del DHS, aproximadamente 1.6 millones de estos inmigrantes se han autodeportado voluntariamente, mientras que más de 400,000 han sido deportados formalmente. Sin embargo, el gobierno no ha aclarado cómo se han contabilizado estas salidas voluntarias, lo que deja un margen de incertidumbre sobre los datos presentados.
En un giro significativo de políticas, la administración Trump transformó una aplicación telefónica previamente lanzada por el gobierno demócrata de Joe Biden para la recepción de solicitudes de asilo. Esta herramienta se ha reconfigurado en lo que se denomina una aplicación de “autodeportación”, brindando a los indocumentados la oportunidad de comunicar su voluntad de salir del país.
La narrativa en torno al número de migrantes ilegales que ingresaron a Estados Unidos durante los cuatro años de Biden ha sido objeto de debate entre los expertos. Se destaca que, en un periodo prolongado, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de Estados Unidos no ha liberado a ningún inmigrante ilegal en el país, lo que intensifica la atención sobre la situación actual de la inmigración en la nación.
Además, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) anunció recientemente su intención de casi duplicar su fuerza laboral, tras recibir más de 150,000 solicitudes de empleo. Esta medida coincide con un aumento significativo en las redadas llevadas a cabo por el ICE en todo el país, provocando respuestas enérgicas de organizaciones defensoras de los derechos de los migrantes y de gobernadores demócratas. La lucha contra la inmigración ilegal se ha establecido como uno de los pilares fundamentales del segundo mandato de Trump, reflejando una política agresiva que ha marcado su administración.
Con más de dos millones de migrantes ya fuera de las fronteras, el desarrollo de estas políticas sigue generando preocupación e interés en una sociedad profundamente dividida sobre el tema de la inmigración. La situación continúa evolucionando y merece un seguimiento cercano por las repercusiones que puede tener en la vida de miles de personas y en la política estadounidense.
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