Godfrey Harold Hardy, matemático británico más relevantes del pasado siglo, quien formuló la desigualdad que lleva su nombre, falleció un 1 de diciembre hace 75 años. Vivió en las universidades de Cambridge y Oxford, compartido con personajes como Bertrand Russell o John Maynard Keynes.
Su otro colaborador fue el matemático autodidacta Srinivasa Ramanujan, a quién descubrió y contribuyó a promocionar, su fascinante peripecia científica y vital fue descrita por Hardy en la biografía que escribió después de la prematura muerte de Ramanujan.
Con sus dos colaboradores desarrolló el llamado método del círculo, un instrumento de teoría de números que ha permitido obtener resultados de importancia. Entre ellos, una fórmula para expresar el número de particiones de un entero positivo como suma de otros; avances significativos en problemas sobre las representaciones de los números enteros como sumas de potencias; y el problema ternario de Goldbach, que afirma que todo entero mayor que cinco se puede expresar como la suma de tres primos.
Junto a la teoría de los números, el análisis armónico constituye también el núcleo de su investigación. Fue actor y testigo del cambio de paradigma que supusieron la teoría de la medida de Lebesgue y la irrupción del análisis funcional, cuando el énfasis pasó del estudio de las propiedades de las llamadas funciones especiales al de las clases o espacios de funciones. Aquel giro fue impulsado por la fundamentación matemática de la emergente mecánica cuántica, así como por la resolución de las ecuaciones en derivadas parciales de otras teorías más clásicas de la física.
Trinity College de la Universidad de Cambridge
Su labor de Hardy, fue la colección completa de todos sus artículos, fue recopilada en ocho volúmenes, de alrededor de ochocientas páginas. Además, fue autor de varias monografías, entre las que destaca Introduction to Number Theory, escrita en colaboración con Edward Wright y que sigue siendo utilizada como libro de texto de cursos universitarios.
Mención aparte merece su obra Apología de un matemático, escrita cuando ya contaba 62 años de edad, en la que desgrana la naturaleza de la investigación matemática y su relación con la creación artística. La obra rezuma la amargura de quién, según él mismo dice, la edad ha desposeído de las energías necesarias para el pensamiento profundo que la investigación matemática necesita.
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