Las horas finales del mercado de fichajes depararon ayer, en un final de locura, una triple operación que desembocó en el regreso de Antoine Griezmann al Atlético como cedido por una temporada y otra opcional, y con una posibilidad de compra de 40 millones, la marcha de Saúl al Chelsea, también a préstamo por cinco millones y una opción de adquisición de 40, y la llegada del holandés Luuk de Jong al Barcelona procedente del Sevilla, también bajo la fórmula de una cesión. Los tres movimientos estaban ligados atendiendo a las necesidades de cada club. Los rojiblancos necesitaban dar salida a Saúl, el Barça liberar masa salarial y, a la vez, encontrar un recambio del gusto de Ronald Koeman, que había solicitado una incorporación en el ataque. Todo, sin embargo, estuvo a punto de saltar por los aires en los últimos minutos debido a las dificultades de cerrar la operación de Saúl y el Chelsea. El acuerdo llegó in extremis y las otras operaciones vieron la luz verde.
De este triple trueque es el Atlético campeón de Liga el que sale más reforzado deportivamente. Se ha desprendido de un jugador, Saúl, que empezaba a ser un problema por sus discrepancias tácticas con Diego Pablo Simeone, y junta un ramillete de jugadores ofensivos que le convierten en un serio candidato a pelear con opciones todos los títulos. Griezmann se suma a Luis Suárez (que el año pasado también hizo a bajo coste el camino del Camp Nou al Wanda Metropolitano), João Félix, Correa, Carrasco, Lemar y Cunha. Pocos equipos en Europa pueden infundir tanto respeto con su nómina de delanteros. Solo el tridente del PSG, Messi, Neymar y Mbappé, o el Manchester United, con la contratación de Cristiano Ronaldo, pueden presentar un cartel tan potente en ataque. Simeone tendrá que gestionar un elenco de delanteros que conforma la que puede ser la mejor plantilla de la historia del Atlético.
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Tras una primera intentona en el inicio del verano, con un fallido trueque Saúl-Griezmann, las negociaciones entre el Atlético y el Barcelona se agilizaron a primera hora de la tarde del martes. Se reactivó la salida de Saúl, que había sido bloqueada el lunes por el máximo accionista del Atlético, Miguel Ángel Gil Marín. Todo cambió ayer cuando el Barcelona, tras negarse la dirigencia rojiblanca a un intercambio Griezmann-João Félix, supo que a la entidad madrileña le interesaba negociar por el jugador francés en solitario. Esto puso a Saúl rumbo al Chelsea y solo faltaba que el Barcelona encontrara un sustituto para el delantero galo. Con el sevillista Luuk de Jong se cerró el círculo de la gran operación del verano tras el fichaje de Messi por el PSG y el de Cristiano Ronaldo por el United.
El retorno de Griezmann, de 30 años, al Atlético incluye las necesarias capas de pintura con las que el club deberá calmar a parte de la hinchada rojiblanca, que no guarda un buen recuerdo de la marcha de Griezmann al Barcelona, concretada en 124 millones de euros hace dos cursos, y también de los veranos previos, en los que amagó con marcharse. El gran valedor del francés es Simeone, que desde el pasado verano lleva intentando el regreso de uno de los jugadores que más le ha llenado como entrenador. Le considera un producto suyo, al que pulió hasta elevarlo al primer escaparate del fútbol europeo. El Cholo es el gran salvoconducto de Griezmann ante una gran parte de la afición que se irritaba sobremanera con los juegos sobre su futuro cada verano. La hinchada llegó a pitarle en más de una ocasión por sus continuas insinuaciones sobre una posible marcha, que terminó por darse en el verano de 2019. El club también deberá olvidar que tuvo que denunciar a la entidad azulgrana por negociar con el futbolista a sus espaldas, lo que le acabó en un incremento del precio a posteriori, unos 15 millones de euros.
Griezmann retorna a un Atlético campeón de Liga y en un contexto de juego más ambicioso. El paso adelante dado por Simeone le beneficia. Los rojiblancos ya no son un equipo que especule tanto y espere al rival en campo propio. Esto último también llegó a hastiarle en los meses finales de su primera etapa como rojiblanco.
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El delantero francés abandona el Barcelona sin haber podido justificar su precio y con el recuerdo de los silbidos que escuchó el pasado domingo contra el Getafe. El regreso de público al Camp Nou le ha condicionado. Después de tres partidos sin sumar disparos a portería, en el último encuentro la afición se impacientó con el francés. Y Koeman, que siempre defendió a Griezmann por su capacidad para jugar para el equipo, cedió ante la voluntad de la dirección deportiva, que desde hace meses le buscaba salida al campeón del mundo con Francia en Rusia 2018. El delantero deja el Barcelona después de 102 encuentros, en los que marcó 35 goles y firmó 17 asistencias. Una media de participación en los goles de 0,5 por duelo. Una estadística que no convenció a nadie en el Barça, ni a los técnicos, ni tampoco a la hinchada.
Ya su llegada, tras un primer intento fallido, levantó polémicas en la entidad azulgrana. En el verano de 2018, antes de comenzar su viaje mundialista con Francia, Griezmann coqueteó con el Barcelona. En un documental producido por Gerard Piqué, uno de los capitanes azulgrana, contó que se quedaba una temporada más en el Atlético. En el vestuario llamó la atención su decisión después de que los pesos pesados le abrieran las puertas del Camp Nou. “Es obvio que me gusta. Es uno de los mejores ahora mismo. No sé si hay algo con él o no, pero nosotros encantados que de vengan los mejores y Griezmann es uno de ellos”, dijo, en su momento, Messi.
La actitud del francés molestó al grupo azulgrana. Un año después, sin embargo, el Barça volvió a la carga por Griezmann. Esta vez la junta de Josep Maria Bartomeu convenció al delantero después de pagar la cláusula de rescisión. Además, tuvo que añadir los citados 15 millones por un derecho de tanteo sobre Saúl y Giménez. Pero las vacas sagradas ya no querían saber nada con Griezmann. “¿De qué va a jugar?”, se quejaban, “de nueve está Luis y por la banda derecha juega Leo”. El francés rompió la frialdad con el grupo, pero siempre estuvo la lista de transferibles de la dirección deportiva.
Rebaja de sueldos
El problema del Barcelona era que todavía le restaban por amortizar 72 millones de euros por las tres temporadas de contrato que le quedaban al francés en el Barça. La prioridad para el club azulgrana, en cualquier caso, era disminuir la masa salarial. La temporada pasada, el Barça gastó 617 millones de euros entre salarios y amortizaciones. Después de la salida de Messi (70 netos), más la de Griezmann (20), sumado a las rebajas de sueldo de Piqué, Busquets y Alba, la dirección deportiva azulgrana respira. Estas dos últimas, anunciadas ayer, han permitido al club inscribir a Agüero en la Liga. Como hasta dentro de un par de meses el argentino no podía reparecer debido a una lesión, la dirigencia azulgrana ha esperado hasta el último momento.
La situación económica del club ha provocado que la fórmula de última hora para encontrar refuerzos de la dirección deportiva no haya cambiado. Ni en el principio del mercado cuando ficharon a coste cero a Memphis Depay, Èric García y Agüero, ni tampoco ahora en el cierre de la ventana, cuando han apurado para contratar a Luuk De Jong, del Sevilla, que no entraba en los planes de Julen Lopetegui.
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Desde el adiós de Messi, Ronald Koeman le advirtió a la secretaría técnica azulgrana que necesitaba un nuevo delantero. No le alcanzaba con Memphis, Braithwaite, Dembélé, Ansu Fati y Agüero, estos últimos tres hoy en la enfermería. No le molestaba, en cualquier caso, la salida de Griezmann. El Barça quiso contentar a su entrenador y buscó diferentes perfiles. Tanteó al Atlético por João Felix, le preguntó a Leipzig si Dani Olmo estaba en venta y, por último, se conformó con Luuk de Jong (31 años). Al Barcelona no le ha quedado más remedio que hacer del coste cero y del trueque el remedio para reforzarse en su primera temporada sin el manto de Messi.
El delantero holandés, que marcó 19 goles en 94 partidos en el Sevilla, es un viejo conocido de Koeman. En su etapa en el banquillo de la selección holandesa, el actual técnico del Barcelona convocó a De Jong para 10 partidos, fue suplente en cinco y solo jugó de titular la final de la Liga de la Naciones en la que Países Bajos cayó ante Portugal.