En un mundo tecnológico cada vez más interconectado, los minerales raros se han consolidado como elementos esenciales. Son 17 en total, y aunque su nombre puede llevar a confusión, no son escasos en la naturaleza, sino que su procesamiento es lo que verdaderamente representa un desafío. Elementos como el escandio, neodimio y litio son fundamentales en una variedad de aplicaciones, desde baterías de vehículos eléctricos hasta la última generación de armamento. Actualmente, China, que ha invertido fuertemente en esta materia, controla cerca del 90% de la capacidad de procesamiento global, lo que coloca a Estados Unidos en una posición de precaución en su guerra comercial. Un embargo de estas exportaciones podría paralizar a las naciones dependientes de estos recursos.
En el ámbito empresarial, NVIDIA se erige como la compañía más valiosa del mundo en 2025, superando los 4.5 billones de dólares en valor. Pese a no poseer fábricas ni un producto directamente consumible, se ha convertido en un líder en hardware para inteligencia artificial, partiendo desde su creación en 1993. Sus innovaciones han encontrado lugar en todo, desde videojuegos hasta supercomputadoras, lo que ha atraído la atención y la inversión de gigantes financieros como Vanguard y BlackRock.
El oro, ese metal que históricamente ha simbolizado riqueza, también ha tenido su renacer en este año tumultuoso. Con un incremento de más del 70%, su valor ha superado los 4,500 dólares la onza, impulsado en gran parte por las compras agresivas de bancos centrales en un clima de tensión geopolítica. Este notable aumento no se veía desde 1979. Cuando comparamos su desempeño con el dólar, que se ha depreciado considerablemente, y el bitcoin, que ha caído un 10% este año, se vuelve evidente que el oro ha recuperado su papel como refugio seguro.
En contraste, Pemex, la emblemática empresa petrolera de México, se encuentra atravesando una etapa crítica. Con más de 100,000 millones de dólares en deudas y abundantes problemas de eficiencia, ha perdido su estatus como mayor contribuyente al gobierno. A pesar de haber recibido apoyos monetarios que superan los 3 billones de pesos en la última década, la compañía no ha logrado estabilizar su producción de crudo ni contener sus pérdidas en el sector de refinación, que ascienden a decenas de miles de millones anualmente.
En el ámbito financiero, la Reserva Federal de Estados Unidos enfrenta su propia serie de desafíos. Antaño sinónimo de estabilidad, se ha visto atrapada en la retórica política, con demandas de recortes en tasas de interés en momentos críticos de inflación, especialmente durante la administración de Donald Trump.
Mientras tanto, asoma la posibilidad de una “estanflación”, un monstruo compuesto de decrecimiento e inflación que podría tener un impacto significativo para el año 2026. Este concepto económico, que une dos males, es un factor de preocupación en un contexto global incierto.
Finalmente, la quimera del Tren Maya, un ambicioso proyecto de la Administración Pública de México, ha consumido más de medio billón de pesos, generando más expectativas que realidades. Para 2026, se ha previsto que su presupuesto supere al de la Secretaría de Cultura, lo que pone bajo la lupa la gestión de recursos del gobierno.
En este escenario, Xi Jinping, un personaje central en la geopolítica mundial, continúa su liderazgo en China, un país que se ha convertido en un protagonista del Nuevo Orden Mundial bajo su mando desde 2013.
En resumen, el entrelazamiento de estos elementos, factores y personajes cruciales marca una época de transformaciones y desafíos que podrían establecer las bases para el futuro cercano. La interdependencia global, unida a la tensión geopolítica y a la evolución tecnológica, será un tema central que continuará dominando las conversaciones en los años venideros.
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