El segundo fin de semana de marzo de 2018, apenas unos días después de que La forma del agua, de Guillermo del Toro, consiguiera dos premios Óscar, uno a mejor película y otro a mejor dirección, como parte de las actividades del 36 Festival Internacional de Cine de Guadalajara, el tapatío ofreció cuatro maratónicas charlas públicas para paliar el voraz apetito de los miles de sus fanáticos que lo buscaban para verlo, hablarle, sentirlo… contemplar los costados de su enormidad física y creativa… querían atesorar algo de él… guardarlo en un lugar profundo para que nunca se fuera.
El moderador de esa cuarteta de charlas, como en muchas otras ocasiones a lo largo de los recientes 40 años, fue el escrupuloso crítico Leonardo García Tsao, articulista de La Jornada. Entre el público asistente a esas pláticas, en el fin de semana al que nos referimos, se encontraba el director de la Cineteca Nacional, Alejandro Pelayo, quien atestiguó el enorme oleaje que causó la figura del hombre más buscado, en ese momento, en el hemisferio occidental. Entonces propuso al cineasta y al crítico hacer un libro de entrevistas.
En una pandemia interminable, después de cuatro citas pospuestas en cuatro ciudades de tres países, se realizó la cita entre los involucrados, que ahora presentan la edición titulada Guillermo del Toro. Su cine, su vida y sus monstruos. Un libro esférico donde García Tsao rebusca en los inicios del director jalisciense sus influencias, sus aventuras juveniles, episodios familiares hasta desplegar ante los ojos del lector el maravilloso mundo celebratorio de uno de los directores más importantes de México… y uno de los más queridos.
Para hacer esta edición, el cuidadoso crítico, a pesar de que es amigo del director, volvió a ver su filmografía completa en orden cronológico: “Así me preparé para hacer las charlas, tomé notas, armé un cuestionario y lo apliqué cuando nos encontramos Guillermo y yo, porque las entrevistas las hicimos en tres días consecutivos. Primero me citó en Toronto (Canadá), pero no se pudo; después en Los Ángeles (Estados Unidos), que es otra de sus residencias, cambiamos todo; cuando prácticamente ya estaba listo para reunirnos en una de sus visitas a Guadalajara, tampoco se dio. Finalmente, la hicimos en Vancouver (Canadá) y ahí tuvimos la charla de tres días con la que se hizo el libro”.
García Tsao confesó que en esta revisión de la obra de Del Toro y posterior charla descubrió “anécdotas que no conocía, a pesar de que nuestra amistad se cuenta por décadas; por ejemplo, que los productores españoles estuvieron en contra de El laberinto del fauno”.
El también profesor del Centro de Capacitación Cinematográfica, agregó: “Nuestras charlas suelen ser largas; tenemos la tradición de platicar ampliamente, entonces no se nos hizo raro, sino se dio de forma muy natural concentrados en su filmografía. Fluyó… nunca se sintió forzado ni cansado”.