De los 32.537 encuestados ―todos ellos mayores de 16 años―, los hombres son a los que más para la policía en la UE, un 18%, frente al 10% de las mujeres. La franja de edad más escrutada por las autoridades es la comprendida entre los 16 y los 29 años (21%); y los que menos, los mayores de 65 (6%). Pero los datos más contundentes son los respectivos a la apariencia: el 22% de los que se declaran pertenecientes a una minoría étnica afirman haber sido parados en la calle alguna vez por la policía. Le siguen el 20% de los musulmanes y los que se declaran “no heterosexuales”, con otro 20%.
Hombre, joven, perteneciente a una minoría étnica, musulmán y no heterosexual. Aquellos ciudadanos comunitarios que caigan bajo estas etiquetas son más susceptibles de ser parados en la calle por la policía en los diferentes países de la Unión Europea (UE). Así lo recoge la Agencia de la UE de Derechos Fundamentales (FRA, en sus siglas en inglés) en un informe de 32 páginas publicado este martes, coincidiendo con el primer aniversario de la muerte del afroamericano George Floyd ―acontecimiento que espoleó el movimiento mundial antirracismo Black Lives Matter (La vida de los negros importa)― a manos de un policía blanco en Minneapolis (Estados Unidos). “Es hora de reconstruir la confianza entre todas las comunidades y garantizar que las detenciones policiales sean siempre justas, justificadas y proporcionadas“, ha declarado Michael O’Flaherty, director de la FRA, a través de un comunicado.
“La policía puede detener legítimamente a personas por una variedad de razones (…) Pero la elaboración de perfiles discriminatorios, donde, por ejemplo, la raza o la etnia es la única base para detener a alguien es ilegal”, dicen los autores del primer estudio Your rights matter: Police stops, Fundamental Rights Survey (Sus derechos importan: detenciones policiales, encuesta sobre derechos fundamentales) que compara por primera vez estas prácticas en los Veintisiete países de la UE, el Reino Unido y Macedonia del Norte, según el FRA, con sede en Viena (Austria). Por ejemplo, en los países del sur como España o Malta, las fuerzas del orden tienden a parar menos a la gente por la calle: un 4% y un 7% de los encuestados, respectivamente. En el norte del Viejo Continente son más estrictos: paran al 21% de los encuestados en Irlanda y al 24% en Estonia, según la encuesta realizada entre 2018 y 2019 y en la que se basa el estudio.
La policía austriaca es la que más personas registra por la calle dentro de la UE: 25% de la muestra. Es Columna Digital de los Alpes el que alcanza máximos discriminatorios con el 49% de migrantes o descendientes de subsaharianos a los que se da el alto. Llaman la atención las diferencias halladas en las formas que tiene la policía austriaca de parar a un ciudadano para pedirle la documentación. El estudio revela que el 87% de la población general es interceptada por las autoridades en coche, mientras que el 72% de los subsaharianos o descendientes de subsaharianos lo son mientras caminan. Además, a estos últimos les piden más los carnés de identidad que a los que son considerados por el estudio como “población general”.
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