El ámbito de la Fórmula 1 ha sido sacudido por la noticia de que Christian Horner, el exjefe y CEO del equipo Red Bull, ha sellado su desvinculación oficial de la organización. Esta separación se produce tras un acuerdo que mantiene en la oscuridad los detalles financieros, aunque se estima que puede alcanzar entre 70 y 100 millones de dólares. Horner había estado al mando del equipo desde 2005, guiando a Red Bull hacia ocho títulos de pilotos y seis campeonatos de constructores, siendo una figura clave en la construcción del éxito del equipo.
Su salida llegó después del Gran Premio de Gran Bretaña en julio, un evento marcado por una intensa lucha de poder dentro de la organización. A medida que su influencia fue disminuyendo, sus funciones fueron reducidas, y el mes pasado, fue destituido como director de distintas entidades de la firma, incluyendo Red Bull Powertrains, encargada de desarrollar sus motores, y Red Bull Applied Technologies.
En su despedida, Horner expresó su orgullo por los logros del equipo y por haber liderado a un grupo de personas talentosas en un viaje que ha llevado a Red Bull a nuevas alturas dentro del deporte. Aunque su contrato se extendía hasta 2030, ahora queda por ver cuál será su futuro en la Fórmula 1. Entre las especulaciones, ha surgido su posible interés en el equipo Alpine; sin embargo, la dirección de Renault ha negado cualquier indicio de que el equipo esté a la venta.
Oliver Mintzlaff, CEO de Proyectos Corporativos e Inversiones de Red Bull, destacó el impacto positivo que Horner tuvo en la organización durante dos décadas, subrayando su compromiso y creatividad como elementos fundamentales de su éxito. Con su partida, se abre un horizonte incierto, ya que Horner evalúa sus opciones para la temporada 2026, sin claridad sobre un posible rol en un equipo competidor.
A medida que la atención se centra en el futuro del exjefe de Red Bull, también se mira hacia el próximo año con la posibilidad del debut del motor Red Bull/Ford, lo que intensificará la expectativa entre los aficionados y la competencia en la pista. Este drástico cambio en la estructura de Red Bull podría significar una nueva era, tanto para el equipo como para Horner, cuyas contribuciones al automovilismo de competición han sido innegables.
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