El recién elegido presidente del Consejo de la Unión Europea, Viktor Orban, hizo eco de un eslogan muy parecido al que utilizó el ex-presidente norteamericano Donald Trump durante su campaña electoral en el 2016. El lema en cuestión es: “Hagamos que Europa vuelva a ser grande”. Este eslogan ha generado una gran cantidad de críticas en medios de comunicación y en la opinión pública en general, ya que muchos lo consideran como una imitación del estilo populista y nacionalista que caracterizó a la administración de Trump en Estados Unidos.
Orban, quien es considerado como uno de los líderes más autoritarios de la Unión Europea, ha sido criticado en el pasado por su postura anti-inmigrante y por su retórica contra las instituciones europeas. Ahora, su elección como presidente del Consejo de la UE ha generado preocupación entre muchos miembros de la UE, quienes temen que esto signifique el fortalecimiento del impulso nacionalista en Europa.
Con todo, no se puede negar que la elección de Orban es representativa de una tendencia cada vez más extendida en Europa, en la que los partidos políticos de derecha utilizan un discurso anti-inmigrante y nacionalista para obtener el apoyo de los votantes. En un momento en el que la UE se enfrenta a importantes desafíos, como el Brexit y el aumento del populismo, esta elección plantea una pregunta fundamental: ¿será capaz la UE de resistir las fuerzas del nacionalismo y la división interna y hacer frente a los desafíos que tiene por delante? La respuesta a esta pregunta es aún incierta, pero lo que está claro es que la elección de Orban representa un desafío importante para la UE y para sus valores fundamentales de democracia, libertad y cohesión.
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