El Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) ha llegado a su fin, dejando una estela de incertidumbre sobre el futuro de la transparencia en México. Su disolución fue un hecho esperado por algunos sectores de la sociedad, mientras que otros la ven como una pérdida significativa en la lucha por el acceso a la información pública y la protección de datos personales. Tras su extinción, se reporta que quedan más de mil asuntos pendientes, lo que plantea preguntas sobre la continuidad de las acciones necesarias para garantizar la transparencia en el país.
Este cierre se produce en un contexto donde la transparencia y la rendición de cuentas son más cruciales que nunca. La pandemia de COVID-19, la corrupción arraigada en diversas instituciones y los recientes escándalos de abuso de poder son solo algunas de las razones por las que los ciudadanos demandan un acceso real y sin restricciones a la información gubernamental. Sin embargo, la disolución del INAI podría llevar a un retroceso en los avances que se habían conseguido a lo largo de los años en este ámbito.
El INAI, que había sido un pilar fundamental en la defensa de los derechos de acceso a la información, se estableció como un organismo autónomo con la misión de promover y garantizar este acceso en beneficio de todos los mexicanos. Su trabajo había contribuido a fortalecer la cultura de la transparencia en el país, al tiempo que brindaba un espacio para que los ciudadanos pudieran ejercer su derecho a obtener información sobre las actividades del gobierno.
Con la disolución del INAI, se priva a la ciudadanía de un recurso vital para combatir la opacidad gubernamental. Las más de mil solicitudes sin resolver representan una carga que podría quedar sin atender, dejando a muchos ciudadanos sin respuestas y alimentando la desconfianza hacia las instituciones públicas. La desaparición de este instituto no solo impacta a quienes buscan información, sino que también puede influir en la forma en que las organizaciones de la sociedad civil, los periodistas y los ciudadanos en general interactúan con el gobierno.
El legislador responsable de la eliminación del INAI, argumentó que la medida se justificaba por la necesidad de un nuevo enfoque en la transparencia gubernamental. Sin embargo, muchos críticos advierten que esto puede ser un paso hacia una mayor opacidad e impunidad. La falta de un ente regulador podría facilitar prácticas corruptas y debilitar la protección de datos personales, un tema crucial en la era digital, donde la seguridad de la información es un reto constante.
Mientras el país enfrenta este cambio paradigmático, es esencial que la sociedad civil, los medios de comunicación y los ciudadanos continúen presionando por un marco efectivo que asegure la transparencia y la rendición de cuentas. La experiencia vivida a través del INAI debe servir como un recordatorio sobre la importancia de contar con instituciones robustas y efectivas que protejan los derechos de los ciudadanos.
La situación actual plantea un reto significativo en la lucha por la transparencia en México. Mientras que algunos se alegran por lo que consideran un fin a la burocracia, otros ven en la desaparición del INAI una amenaza a los derechos fundamentales de la ciudadanía. En un país donde la comunicación abierta y el acceso a la información son pilares democráticos, la discusión sobre el futuro de la transparencia se torna más relevante que nunca. Sin duda, el tiempo dirá cómo se verá afectada la relación entre ciudadanos y gobierno en este nuevo escenario.
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