Un atropello masivo ocurrido el sábado por la noche durante el festival filipino Lapu Lapu Day en Vancouver dejó un saldo trágico de 11 muertos y decenas de heridos. Las autoridades locales arrestaron en el lugar de los hechos a un hombre de 30 años, identificado como Kai-Ji Adam Lo, quien enfrenta múltiples cargos de asesinato. La Policía informó que el sospechoso tiene un historial importante con las fuerzas del orden y con profesionales de salud mental, aunque se descartó que el ataque tuviera un móvil terrorista.
Este incidente ha reavivado la preocupación por el uso de vehículos como armas, una táctica que ha ido en aumento en las últimas décadas tanto en Europa como en América del Norte. Según un informe de 2021 del centro de estudios Rand, encargado por la Comisión Europea, este tipo de ataques requieren poco o ningún entrenamiento, no exigen habilidades específicas y conllevan un bajo riesgo de ser detectados antes de su ejecución. Rand también señala que casi tres cuartas partes de estos ataques han tenido lugar en Europa y Estados Unidos, lo que ha obligado a muchas ciudades a instalar barreras de hormigón, bolardos, bancos reforzados y jardineras para proteger a los transeúntes en espacios públicos.
En los últimos años, Alemania ha sido escenario de varios atropellos masivos. El más reciente ocurrió el 13 de febrero en Múnich, cuando un ciudadano afgano de 24 años embistió con un vehículo una manifestación sindical, causando la muerte de dos personas y heridas a otras 39. Los fiscales atribuyeron el ataque a motivos extremistas islámicos. Un mes antes, el 20 de diciembre de 2024, un médico saudí de 50 años que había renunciado al islam y apoyaba al partido ultraderechista AfD, embistió con su automóvil a la multitud en un mercado navideño en Magdeburgo, dejando al menos cinco muertos y más de 200 heridos. En junio de 2022, un germano-armenio de 29 años atropelló a una multitud en Berlín, provocando la muerte de una persona y dejando decenas de heridos.
La táctica del atropello intencional tuvo especial auge entre 2016 y 2017, particularmente en el Reino Unido. En junio de 2017, Londres fue escenario de dos ataques con pocos días de diferencia. El 3 de junio, tres atacantes usaron una furgoneta para atropellar a peatones en el puente de Londres, antes de apuñalar a varias personas en el cercano Borough Market. Ocho personas murieron y los atacantes fueron abatidos por la Policía. El 19 de junio, Darren Osborne, radicalizado por ideas de extrema derecha, arremetió con una furgoneta contra fieles frente a una mezquita en Finsbury Park, causando un muerto y 15 heridos. Fue condenado a cadena perpetua. Tres meses antes, el 22 de marzo, Khalid Masood había matado a cuatro personas al embestir con una camioneta a peatones en el puente de Westminster, para luego apuñalar mortalmente a un agente de Policía; Masood fue abatido en el lugar.
En agosto de 2017, el autodenominado Estado Islámico reivindicó un ataque en Barcelona en el que un hombre embistió con una furgoneta a decenas de transeúntes en Las Ramblas. Miembros de la misma célula perpetraron otro ataque en la cercana ciudad de Cambrils, donde murió una persona. En diciembre de 2016, el tunecino Anis Amri, solicitante de asilo, usó un camión robado para embestir contra un mercado navideño en Berlín, matando a 13 personas; fue abatido días después en Italia. Francia también fue escenario de uno de los ataques más letales de este tipo: el 14 de julio de 2016, Mohamed Lahouaiej-Bouhlel condujo un camión alquilado a lo largo de casi dos kilómetros por el paseo marítimo de Niza, matando a 86 personas. La Policía lo abatió en el lugar y otras ocho personas fueron condenadas posteriormente por su implicación.
Uno de los primeros ataques con vehículo a gran escala en Europa en las últimas décadas se registró en los Países Bajos en 2009, cuando Karst Tates, un antiguo guardia de seguridad, embistió con su coche contra los espectadores de un desfile en Apeldoorn, en un intento por alcanzar un autobús que transportaba a miembros de la Familia Real. Seis personas murieron y Tates falleció al día siguiente por las heridas sufridas.
El atropello masivo en Vancouver se suma así a una preocupante lista de incidentes que, si bien pueden tener distintos móviles —desde el extremismo religioso o político hasta los problemas de salud mental—, comparten una misma herramienta letal: el uso deliberado de un vehículo para causar daño masivo a civiles indefensos.
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