En la pasada Feria del Libro de Madrid hubo un momento un poco tenso cuando una persona que estaba firmando en una caseta reunió una cola de 2.000 seguidores. La muchedumbre era tal que colapsaba el paso; tuvo que llegar la Policía Municipal, sacar a esa persona por detrás, meterla a toda prisa en un coche y trasladarla unos centenares de metros más allá, a una caseta aislada en donde la cola podía organizarse de forma más segura. Pues bien, la estrella objeto de ese esforzado operativo no era un premio Nobel, por supuesto, y ni siquiera un autor internacional de rutilantes best sellers, sino una influencer (espantosa palabra) de la red social TikTok, una veinteañera con unos pequeños libritos, a modo de diarios adolescentes, que a saber si habrá escrito ella de verdad.
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