El panorama de la transición energética está experimentando desafíos significativos, en gran medida debido a las acciones de los republicanos en el Congreso, que han eliminado créditos fiscales para energías limpias. Además, la administración de Trump ha amenazado con cancelar miles de millones de dólares en subvenciones para grandes automotrices y numerosas startups dedicadas a la energía renovable. Sin embargo, a pesar de estos contratiempos, hay señales de que el progreso en la transición energética podría no ser tan catastrófico como sugieren los titulares recientes.
La inversión en el sector sigue siendo robusta. De hecho, la reciente recaudación de fondos por parte de Brookfield, que ha logrado levantar 20 mil millones de dólares para su segundo fondo de transición energética, es indicativa de la fuerte confianza de los inversores. Hasta ahora, ha invertido 5 mil millones de dólares en proyectos de energía renovable, centrándose en solar, eólica y almacenamiento de baterías. Este nuevo fondo ha recaudado un 33% más que el primero, lo que sugiere que los inversores anticipan un crecimiento sostenido a largo plazo.
De manera similar, Energy Impact Partners ha cerrado su tercer fondo con 1.36 mil millones de dólares en compromisos, un aumento del 40% respecto al fondo anterior. Este fondo se dedica a invertir en empresas que han demostrado su capacidad en etapas iniciales, y ya ha desplegado una parte significativa de sus recursos en compañías innovadoras del sector.
Es importante señalar el interés creciente por parte de nuevos emprendedores en tecnologías climáticas, impulsado por la creciente urgencia del cambio climático. A lo largo de los últimos cinco años, la cantidad de fundadores que buscan oportunidades en este ámbito ha aumentado, aunque no todos lograrán sobrevivir las exigencias del inicio de negocios. Sin embargo, aquellos que lo logran están atrayendo la atención de los inversores.
Desde 2014, importantes socios limitados, como fondos de pensiones y fundaciones, han comprometido casi 1 billón de dólares hacia la transición energética. Además, los capitales de riesgo en tecnologías climáticas están en camino de recaudar una cantidad comparable a la del año anterior, representando una parte cada vez mayor del total de inversión en capital de riesgo.
A pesar de los retos inmediatos en Estados Unidos debido a la oposición de la administración Trump a la transición energética, que ha llevado a un ajuste a la baja en las previsiones de adopción de energías renovables por parte de la Agencia Internacional de Energía, el panorama global es alentador. Se espera que la capacidad renovable a nivel mundial se duplique para 2030, a medida que países como China, India y naciones de la Unión Europea lideren la instalación de energía solar.
Por otro lado, la Agencia Internacional de Energía no es la única entidad que prevé una continuación de la transición energética. Analistas de la firma DNV creen que las energías renovables proporcionarán un 65% de la electricidad mundial para 2040, y casi la totalidad para 2060. Aunque estas evaluaciones subrayan que los esfuerzos actuales no son suficientes para alcanzar las metas de emisiones netas cero para 2050, la tendencia general apunta hacia un futuro más renovable.
A medida que las circunstancias evolucionan, es evidente que la transición energética enfrenta tanto retos como oportunidades, y la dirección del cambio parece inclinarse hacia un mayor uso de energías renovables.
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