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Solo 10 días ha durado la posibilidad de estar sin mascarilla en lugares cerrados en Israel. Las autoridades sanitarias han reimpuesto este viernes su utilización con carácter urgente (ha entrado en vigor a mediodía, pocas horas después de anunciarse) ante el repunte exponencial de casos registrados desde el día 15, que han pasado de prácticamente cero a más de 200 el jueves. El 70% de los nuevos contagios obedecen a la propagación en varias poblaciones del país de la variante delta de la covid-19, surgida originalmente en India.
“Hubiera sido preferible mantener el uso de mascarillas todo este tiempo”, ha reconocido el coordinador nacional de la lucha contra la pandemia, el médico especialista en salud pública, Nachman Ash, tras anunciar en la radio estatal la reinstauración de la medida. Su imposición coincide con el mayor registro de nuevos casos (227) desde el pasado 7 de abril, con una tasa de positividad del 0,6% de las pruebas de detección efectuadas (en España, donde este sábado deja de ser obligatoria la prenda en exteriores, está en 4,20, también por debajo del 5 que recomienda la Organización Mundial de la Salud).
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El Ministerio de Sanidad recomienda también su uso en grandes concertaciones humanas en el exterior. La reimposición de la medida se adoptó poco antes del inicio del desfile del Orgullo LGTBI en Tel Aviv, en el que participan decenas de miles de personas, en la primera celebración multitudinaria desde la declaración de la pandemia. También se desaconseja que las personas no vacunadas acudan a este tipo de actos.
El primer ministro israelí, Naftali Bennett, anunció el martes que el repunte de casos estaba siendo abordado “como una nueva oleada potencial” de la pandemia. En una comparecencia televisada en el aeropuerto de Tel Aviv, Bennett precisó que todos los viajeros deberán usar mascarilla en la terminal aérea, principal puerta de entrada al país.