Jamie Spears, asegura que la tutela “le salvó la vida” a su hija, y que sin ella no habría podido volver a ver a sus dos hijos tras su divorcio. “Para protegerla a ella y también a los niños, la tutela fue una gran herramienta. Sin eso, no creo que hubiera recuperado a los niños”, ha declarado.
El 30 de septiembre de 2021, Britney Spears consiguió su libertad tras 13 años sometida a una férrea tutela legal ejercida por su padre.
Britney Spears se embarcó en una crisis ante la vista del público en 2007 cuando se divorció de su entonces marido, el bailarín Kevin Federline, después de tres años de matrimonio y dos hijos en común. Se rapó el pelo, golpeó el coche de un fotógrafo con un paraguas e ingresó en el hospital por abuso de sustancias. Entonces perdió la custodia de sus hijos, aunque se desconocen los detalles. Hubo un momento en el que ella y Federline mantuvieron una custodia compartida, pero a finales de septiembre de 2019, la custodia se vio reducida al 30% para Spears, debido a un problema que los menores tuvieron con Jamie, a quien acusaron de haberlos agredido mientras la cantante debería haber estado cuidándolos.
“Echo mucho, mucho de menos a mis dos chicos”, ha dicho Jamie, que reconoce haber perdido el contacto con sus nietos, Sean Preston, de 16 años, y Jayden James, de 15. “Estábamos muy, muy unidos. Tenían esa edad en la que puedes empezar a pasártelo bien con ellos. Pero estaban desarrollando su propia mente. Dios hace que las cosas sucedan por una razón. No sé cuál es, pero han sido tres años difíciles sin ellos. La familia es un desastre. Lo único que podemos hacer es seguir rezando”.
Spears ha aprovechado esta entrevista para reivindicarse y ha contado cómo estaban las cosas cuando empezó su polémica tutela, justificando también el férreo control de las finanzas de la cantante. Ha asegurado que su hija había despilfarrado todo su dinero en los años anteriores a la tutela: “Estaba arruinada. No tenía dinero. La tutela permitió que las finanzas mejoraran”.
También ha querido pronunciarse sobre los insultos y las acusaciones que ha lanzado su hija durante los últimos meses a través de las redes sociales. “Me ha tratado peor que a un maldito perro. Ha sido una época infernal”, ha explicado. “Pero amo a mi hija con todo mi corazón y mi alma”. Jamie Spears asegura que ha permitido que se hable mal de él durante estos años para proteger a la cantante. “No me importa recibir esa paliza, porque sé que no es verdad y porque no quiero empezar otra pelea”, ha dicho.
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