El trabajo más personal del ilustrador Joaquín González Dorao son las acuarelas de viaje, publicadas en una treintena de libros. En ellas refleja paisajes y ciudades de todo el mundo, desde Dali hasta Buenos Aires, pasando por Santiago y su estimada Grecia.
¿Su último destino?
Mencione el sitio que más merece la fama que posee.
Roma, porque siempre descubres algo nuevo. Incluso su parte moderna es interesante.
Y el que menos…
Kuala Lumpur: me lo esperaba quizás más parecido a Singapur, más moderno y tropical.
¿Ciudad preferida de Europa?
París. Me gusta mucho, especialmente su uniformidad arquitectónica.
¿Dónde está deseando ir?
Quiero hacer la Ruta de la Seda por tierra, desde Estambul hasta Pekín, cruzando países como Armenia y Turkmenistán.
En corto
¿Dónde se ha sentido más feliz? Grecia. La he dibujado en varios cuadernos. Un rinconcito estupendo. La playa Palolem, en Goa. Solo hay cabañas de paja, un chiringuito y el mar. ¿Algún ritual cuando viaja? Aprovechar la luz entre las 6.00 y las 10.00, muy buena para dibujar. No falta en su maleta… Chanclas, un calzado que no ocupa y es muy versátil.
Describa una vista que le haya impresionado.
La de las playas de Río de Janeiro, sobre todo Copacabana. Desde arriba se ve toda la ciudad, el Pan de Azúcar, la selva…
¿Su lugar favorito para dibujar?
He encontrado muy estimulante el sur de China, la zona cercana al Tíbet y a Vietnam. Hay muchas etnias distintas, monasterios y paisajes con colinas verdes como las de Guilin.
¿Qué dibujo de un viaje recuerda con más cariño?
En la ciudad china de Dali estaba dibujando una ceremonia budista desde fuera de un monasterio. Un monje, al ver mi dibujo, me invitó a que entrase al templo para dibujar en plena ceremonia.
¿Lo más colorido que ha hecho?
La calle Caminito en Buenos Aires. Es muy turística, pero para dibujar es muy agradecida.
¿Cuál es el lugar que más le ha costado ilustrar?
Santiago de Compostela, al terminar el Camino. Quería dibujar la ciudad, pero llovió mucho durante dos días.
Un desastre vacacional.
Estaba en Roma y mi plan era ir a dibujar los jardines de Tívoli. En el tren me dio un dolor tan fuerte de espalda que tuve que avisar al revisor. Llamamos a una ambulancia porque al final tenía un cólico nefrítico.
¿Hay algún transporte que deteste especialmente?
El barco no es mi fuerte. Recuerdo un trayecto desde la playa Morro de São Paulo hasta Salvador de Bahía en una barquita de cuatro pasajeros. Empezó a hacer viento y el mar se puso muy agitado. Al final pasé miedo.
Recuerde un plato memorable.
Siempre pido musaka en Grecia. Cuando la cocino en mi casa nunca me sale tan rica. Y alguno incomprensible… La gastronomía del sur de China. En los restaurantes, como no había carta en inglés, te llevaban a la cocina y te enseñaban lo que estaban preparando. Yo me guiaba por la pinta y el aroma.
El trabajo más personal del ilustrador son las acuarelas de viaje, publicadas en una treintena de libros. En ellas refleja paisajes y ciudades de todo el mundo, desde Dali hasta Buenos Aires, pasando por Santiago y su estimada Grecia.