El Producto Interno Bruto (PIB) brasileño creció un 1,2% en el primer trimestre de 2021, en comparación con los tres meses anteriores, según los datos publicados este martes por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). El resultado supera las expectativas del mercado financiero. Los números son positivos en agricultura y ganadería (5,7%), industria (0,7%) y servicios (0,4%). Las cifras confirman que la economía brasileña está creciendo, pero a un ritmo más lento, tras aumentar un 3,2% en el cuarto trimestre de 2020. En comparación con el mismo periodo del año pasado, el PIB creció un 1,0%. En los últimos 12 meses, la contracción fue del 3,8%.
Los analistas económicos han enumerado una serie de razones que explican la buena marcha de la economía. El aislamiento social fue menor que en el comienzo de la pandemia —incluso con el aumento de los contagios por covid-19—; se siguen sintiendo los efectos de los estímulos del año pasado, como la ayuda de emergencia que se dio a la población más vulnerable; y los precios de las materias primas han aumentado, lo que impulsa las exportaciones. “Incluso con la segunda ola de la pandemia de covid-19, el PIB creció en el primer trimestre, ya que, a diferencia del año pasado, no hubo tantas restricciones que impidieran el funcionamiento de las actividades económicas”, afirma Rebeca Palis, coordinadora de Cuentas Nacionales del IBGE.
A pesar de las cifras positivas, la recuperación económica de Brasil sigue siendo más lenta que la de las grandes potencias, y se espera se vea inmerso en un mar de incertidumbre en lo que respecta a la salud, el mercado laboral y las finanzas públicas en los próximos meses. Además, una posible crisis energética también está rondando.
“A finales de año [2020], la economía estaba un poco más estimulada, con perspectiva de recuperación, la gente volvía a trabajar presencialmente y se esperaba una vacunación masiva, un dinamismo que acabó trasladándose a los primeros meses de 2021”, explica la economista Juliana Inhasz, profesora del Insper, una institución de enseñanza universitaria e investigación de São Paulo. Aunque una parte del mercado sigue siendo optimista, sobre todo después de estos resultados, el comienzo del año, con el inicio de la vacunación, trajo consigo más expectativas de progreso con relación a la gestión de la pandemia.
Según la economista, no se esperaba que en tan poco tiempo se pudiera producir una tercera ola de contagios, que conllevaría adoptar medidas más restrictivas. Y con un ritmo de vacunación tan lento, los ánimos se han enfriado. “A partir de ahora, todo será mucho más difícil. Probablemente la economía crecerá, pero muy poco, y no podemos olvidar que nuestra base es terrible, porque en 2020 hubo un gran retroceso. La situación es difícil y dramática”.
Emerson Marçal, profesor de la Fundación Getúlio Vargas, coincide en que el agravamiento de la pandemia en Brasil (que en abril alcanzó su pico más alto hasta ahora) dificulta la tímida recuperación económica que comenzó a dibujarse a finales del año pasado. “Hubo una política fiscal, monetaria y de estímulo que ayudó en el cuarto trimestre de 2020 y se extendió al primer trimestre de este año. El riesgo es que vuelvan a aumentar los casos [de covid-19] y se impongan nuevas restricciones que frenen la actividad económica”, afirma. El economista también señala que el Gobierno debe afrontar ahora la presión inflacionista. El propio presidente del Banco Central, Roberto Campos Neto, dijo el lunes que Brasil tiene “una inflación alta y que va a subir”. El Índice de Precios al Consumidor Amplio acumulado hasta abril aumentó un 6,76%.
Según el economista, si el PIB llega al 3% a final del año (como estima el mercado financiero), Brasil casi se habrá recuperado, tras la caída de más del 4% el año pasado. “Pero evidentemente la pérdida es mucho mayor que el 4%, porque el año pasado, sin la crisis sanitaria, habríamos crecido en torno al 2%”, afirma.
Probablemente las turbulencias continuarán en 2022, ya que será un año de elecciones presidenciales. “Lo cual podría volver a perjudicar la economía. Los candidatos que se presenten tienen que tener una plataforma económica coherente y avanzar en las reformas importantes que hace años que se posponen”, considera el economista. Los inversores extranjeros y los nacionales esperarán a ver qué ocurre antes de invertir.
¿crisis energética?
A este escenario de incertidumbre se le suma otro ingrediente. Según el profesor Adílson de Oliveira, de la Universidad Federal de Río de Janeiro, Brasil puede sufrir en breve un apagón. Con los embalses de agua del país con un volumen muy inferior al deseado tras la temporada de lluvias, que terminó en abril, el ingeniero químico cree que, si no se toman medidas eficaces ahora, la crisis en octubre será inevitable. El pasado jueves, el Gobierno de Jair Bolsonaro decretó emergencia hídrica en cinco Estados (São Paulo, Paraná, Minas Gerais, Mato Grosso del Sur y Goiás). “Dentro de cinco o seis meses, no tendremos capacidad para abastecer el mercado”, considera Oliveira.
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