(Saint-Germain-en-Laye, Francia; 42 años) Amélie Mauresmo continúa derribando barreras. Además de ganar dos grandes, de celebrar 25 títulos, alcanzar el número y conquistar el trofeo maestro, trasciende como toda una pionera en el tenis.
La Federación Francesa de Tenis (FFT) anuncia que Mauresmo, será la primera mujer que pilotará el torneo más importante de su país, Roland Garros. Otro importante paso de la mujer en el tenis, donde hasta hace nada los despachos eran coto casi exclusivo para los hombres.
Hoy día, sin embargo, ya son dos al mando, luego llega el equilibrio en el territorio de los Grand Slams. Sucedió el curso pasado en Nueva York, donde la Federación Estadounidense de Tenis (USTA) designó a Stacey Allaster como sucesora de David Brewer y se repite el avance en París, escenario en el que a partir de mayo se seguirán las directrices de Mauresmo.
“Está claro que estoy muy orgullosa de ser la primera directora de Roland Garros, pero también creo que es necesario destacar por qué estoy aquí, más allá de mi género”, prioriza la francesa, que ha firmado un contrato de tres años, según el diario L’Èquipe, e ingresó en el Salón de la Fama del Tenis en 2016 tras retirarse en 2009; “me gustaría que esta cuestión dejara de ser relevante hoy día. Tenemos que apuntar y avanzar hacia algo más igualitario, independientemente del género. No importa el género, sino las habilidades que tengas”.
A la francesa le acompaña un formidable currículo
Hace tres años fue la primera mujer en acceder a la capitanía del equipo francés de la Copa Davis, recogiendo el testigo de Yannick Noah y asumiendo poco después que se había equivocado porque no podía compatibilizarlo con la tutoría a uno de esos hombres, Lucas Pouille.
También fue la primera fémina que ocupó el banquillo de una estrella del circuito masculino, cuando en 2014 se alió con el escocés Andy Murray en un vínculo tan transgresor como criticado desde los reductos machistas.
Mauresmo sigue los pasos de la estadounidense Allaster, la primera mujer situada en la primera línea organizativa de un Grand Slam, y en Wimbledon también se produjo un avance significativo hace dos años, cuando el tradicional club británico designó a Sally Bolton como primera CEO (directora ejecutiva) y, por tanto, mano derecha del presidente Ian Hewitt.
![Mauresmo, durante un entrenamiento con Murray en 2014.](https://imagenes.elpais.com/resizer/kCB-6V5TkJGeWqpUbAZ_JkibAXo=/414x0/cloudfront-eu-central-1.images.arcpublishing.com/prisa/UPC3MEYNB5C5BA3TSXNEZMTOWE.jpg)
Entonces, con 19 años, dejó una imagen para la historia en la penúltima ronda del torneo, cuando batió a la número uno del momento, la norteamericana Lindsay Davenport, y lo celebró dirigiéndose a la grada para estampar un beso a su novia Sylvie delante de todas las cámaras.
Posteriormente cayó en la final, frente a Martina Hingis, y a la suiza no le gustó que reconociera abiertamente su homosexualidad. “Es medio hombre”, le calificó la vencedora, que recibió una respuesta rotunda de la rival, de físico poderoso: “Y ella es una estúpida. Eso está fuera de lugar”.
Madre feliz de Aaron y Layla, la extenista ya ejerce en Roland Garros y adelanta: “He aceptado este puesto mostrando claramente grandes ambiciones. Las defenderé con la exigencia, la libertad y la pasión que siempre me han impulsado”.
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