La científica neoyorquina Patricia Bath es considerada madre de la oftalmología moderna, inventó el láser ocular para el tratamiento de cataratas, con el que se logró devolverle la vista a miles de personas en el mundo. Margaret Hamilton, matemática e ingeniera, codificó el software del Apolo 11, programación clave para que el hombre llegara a la Luna.
A pesar de su importancia, el trabajo de las mujeres científicas tardó en hacerse conocido y sus protagonistas se han enfrentado a la desigualdad y los prejuicios para acceder a la educación, desarrollarse en sus campos académicos y recibir el crédito en la sociedad por sus aportes.
Para lograr los objetivos del desarrollo sostenible; la ciencia, tecnología e innovación son aceleradores del desarrollo con igualdad de género. Las niñas y las mujeres representan un talento desaprovechado, hasta el día de hoy existen factores que les impiden acceder, permanecer y prosperar en las áreas de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés). Estos obstáculos son principalmente el poco acceso a la educación de calidad, la falta de referentes mujeres en las áreas académicas y sobre todo, los sesgos de género y expectativas que minan la motivación y rendimiento de las niñas y adolescentes en sus estudios.
Las brechas de género, es decir, la distancia que existe entre mujeres y hombres para acceder a las mismas oportunidades, beneficios y calidad de recursos, también se manifiestan en el ámbito digital y en el acceso de las niñas y adolescentes a la tecnología.
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