En los últimos años, India ha sido un país que ha llamado la atención en la comunidad internacional. Sin embargo, aunque ha habido un momento de esplendor por ser un miembro destacado del G-20, la realidad es que hay una regresión democrática que no puede ser ocultada.
Han sido varios los reportes que denuncian la merma en el estado democrático de India en los últimos años. Estos van desde la persecución de activistas y periodistas hasta la aprobación de leyes que restringen la libertad de expresión y las asociaciones civiles.
El gobierno actual, liderado por el Partido Bharatiya Janata (BJP), ha sido criticado por su agenda polarizadora y discriminadora hacia minorías, especialmente musulmanes y dalits. A pesar de esto, la imagen internacional de India se mantiene positiva gracias a su economía pujante y su posición dentro del G-20.
Sin embargo, ¿qué valor tiene el crecimiento económico si se logra a costa de derechos humanos? Los avances económicos no deben ser excusa para el retroceso en temas democráticos y de derechos fundamentales. Es importante que la comunidad internacional no ignore la situación actual de India y que se tomen medidas para detener la regresión democrática que se está viviendo.
El futuro de India no puede ser solo un esplendor económico sino también una sociedad justa, donde se respeten los derechos humanos y las libertades civiles. India tiene potencial para ser una superpotencia mundial pero esto solo se logrará si se avanza en cuestiones democráticas y de derechos humanos.
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