La investigación iniciada por el Ministerio de Cultura y Deporte el pasado 15 de marzo por el robo en la Biblioteca Nacional de una obra de Galileo Galilei impresa en Venecia en 1610, el tratado astronómico Sidereus Nuncius, ha destapado la desaparición de otros cuatro galileos, según los firmantes del informe, al que ha tenido acceso Columna Digital y que ha sido remitido a la institución en las últimas horas. “Las comprobaciones que se están llevando a cabo actualmente en la BNE para intentar localizar los ejemplares de cinco libros cuyo autor es Galileo Galilei deberían acelerarse lo más posible, extendiéndose además a los otros volúmenes que no se localizan desde 2014 o a otros libros que no se encuentran desde otras fechas, con objeto de comunicar su desaparición con carácter inmediato a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado o por si su desaparición pudiera guardar relación con otros hurtos producidos”, aseguran los inspectores nombrados por Cultura para investigar lo ocurrido. La Biblioteca Nacional ha solicitado el informe completo de la inspección ministerial, pues solo se le remitieron las recomendaciones derivadas del mismo. Su directora, Ana Santos, considera que esas propuestas están “llenas de inexactitudes” y cita el ejemplo de los galileos desaparecidos desde 1987, que se elevan a nueve, según los datos facilitados.
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En un informe anterior, elaborado por la Biblioteca Nacional sobre medidas para la protección de las colecciones, se contabilizaban 14.809 documentos “pendientes de localizar”. De ellos, 13.204 son monografías modernas (publicadas con posterioridad a 1830), es decir, publicaciones que tienen en principio menor valor patrimonial y de las que es más fácil que se cuente con más ejemplares. La BNE cifraba las obras de mayor valor económico (las de más de 5.000 euros) en 54. La última se perdió en 2006, un dioscórides del siglo primero. Santos defiende que muchas de estas desapariciones son “faltas históricas”, es decir, que se desconoce la fecha de su extravío. La institución asegura que el pasado 7 de abril remitió el listado completo con las 54 obras desaparecidas a la Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía Nacional, por si en algún momento alguna de ellas saliera en el mercado negro internacional.
Protocolo de actuación
Entre las propuestas de los inspectores de Cultura en su informe se plantea como “absolutamente imprescindible” la aprobación por parte de la dirección de la BNE de un protocolo de actuación ante las faltas, mutilaciones o sustituciones de ejemplares originales por falsificados, especialmente en los casos en los que tienen un mayor valor patrimonial. En ese protocolo se deberían definir, añaden, “las responsabilidades, comprobaciones a realizar, procedimientos a seguir y los plazos máximos en los que se deben desarrollar dichas actuaciones, sin que se prolonguen durante tanto tiempo que hagan inoperativa la denuncia ante las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado”. Y recalcan que la denuncia deberá producirse “cuando se dé el supuesto del que se trate, para evitar situaciones como la que es objeto de este informe, en la que desde que se constató el carácter falso de un ejemplar hasta su denuncia transcurrieron casi cuatro años”.

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