El puerto natural de Mahón tiene cuatro islas. En una de ellas desembarcó Alfonso III de Aragón en su conquista de Menorca en el siglo XIII. Por lo que recibió el nombre de la Isla del Rey. Los ingleses levantaron allí un hospital militar en el siglo XVIII que posteriormente cayó en el olvido hasta que hace década y media un grupo de menorquines voluntarios llamó la atención sobre su abandono y empezó a regenerar la isla. Los galeristas suizos Manuela e Iwan Wirth se fijaron en ella y hoy este enclave privilegiado se ha reconvertido en un refugio del arte contemporáneo que se abre al público a partir del próximo lunes con la impactante obra abstracta del afroamericano Mark Bradford como su primera bandera.
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Solo se puede llegar por barco a esta peculiar galería nacida de la colaboración público-privada que se puede visitar de manera gratuita. El exmilitar Luis Alejandre, presidente de la Fundación Hospital Illa del Rei, que aglutina a los voluntarios, mostraba esta mañana su “satisfacción” por haber llevado a buen puerto un proyecto complejo por su dificultad administrativa y por el estallido de la pandemia, que lo ha atrasado un año.
El Ayuntamiento, propietario de los 41.000 metros cuadrados de la isla, cedió su uso a la fundación y esta, a su vez, parte del espacio a Hauser & Wirth, miembro de la realeza de las galerías internacionales de arte contemporáneo, por 15 años, con la posibilidad de una prórroga de cinco. Una fórmula pactada a petición de la galería para agilizar los trámites. El Ayuntamiento debe dar su visto bueno a cualquier operación. La firma suiza, actual responsable en España de Chillida Leku, ha invertido cerca de cuatro millones para restaurar las antiguas instalaciones anexas al hospital, que llegaron a albergar un quirófano, y reconvertirlas en espléndidas salas de piedra y madera, con vistas al mar y al jardín mediterráneo, que ofrecen 1.500 metros cuadrados de espacio expositivo.
El alcalde de Mahón (30.000 habitantes), el socialista Héctor Pons, que gobierna en coalición con Ara Maó (la excaldesa Conxa Juanola también estuvo en el acto), incidió en “el equilibrio de la propuesta, al preservar los medios naturales, recuperar el patrimonio cultural y convertir Mahón en destino del arte diversificando su oferta”. Las dudas que podían generar en un principio el proyecto se disiparon cuando la galería organizó una visita a su santuario inglés de Somerset, una antigua granja de uso residencial donde el arte convive con la agricultura y los animales.
El principal valor de Menorca
Reserva de la biosfera de la Unesco, es que ha sabido conservar su modo de vida, preservando su naturaleza (y sus apreciadas calas), insistieron todos los participantes en la presentación de Hauser & Wirth Menorca este jueves, en un viaje organizado y sufragado por la galería con presencia de periodistas españoles e internacionales.
La menorquina Mar Rescalvo, directora del espacio, destacó la importancia de la integración del proyecto en la comunidad de Mahón. Un proceso en la que ella ha desempeñado un papel clave, según el propio Iwan Wirth. El galerista explicó que buscan “lugares inspiradores” para ampliar su oferta. “El cubo blanco como espacio galerístico está muy limitado. Esto es mucho más excitante. Somos una galería comercial, pero nos interesa una labor mucho más amplia”, apuntó. Su mujer, Manuela Houser, subrayó la importancia del proyecto educativo, valoró “la colaboración con las escuelas de Menorca”, como se puede comprobar en un tercio de la exposición de Bradford en la que estas han trabajado. El matrimonio vive habitualmente en Somerset, condado al suroeste de Inglaterra, pero tiene una casa en la isla balear.
El arquitecto argentino Luis Laplace
Responsable de la restauración, puso el énfasis en el respeto por el entorno y en el valor “increíble de Menorca”, de su piedra, su madera, su arquitectura popular. “Lo más importante es adaptarnos, aceptar y entender el tono y el edificio”, agregó. Definió su función como la de un “arquitecto silencioso”, que ha trabajado en colaboración con el paisajista Piet Oudolf, quien ha potenciado la mediterraneidad del entorno con olivos y flora autóctona.
Además de las salas de exhibición, las nuevas instalaciones cuentan con una cantina y una tienda. Todas ellas se cerrarán al público el 31 de octubre, cuando concluya la exposición. La isla y el jardín escultórico, con obras de Eduardo Chillida o Louise Bourgeois, seguirán abiertos todo el año, al igual que la parte visitable del hospital, que está en vías de rehabilitación (”quedan unos cuatro años”, sugirió Alejandre). La pretensión es abrir de nuevo en mayo del próximo año. Durante este verano, un barco saldrá cada hora desde un muelle céntrico del puerto de Mahón para arribar a la recuperada Isla del Rey, situada entre la isla de Pinto (de uso naval) y las del Lazareto y la Cuarentena, que cobijó a enfermos leprosos e infecciosos.
Ya hay lista de espera para ver la exposición de Bradford (Los Ángeles, 60 años), un artista muy cotizado del catálogo de la galería. Las obras, producidas en su estudio de Los Ángeles, ya están prácticamente vendidas a coleccionistas e instituciones. De modo que las salas funcionan a modo de showroom o espacio expositivo. Destacan las pinturas inspiradas en un antiguo mapamundi del siglo XVI. Tal vez el primero en que apareció inscrito el nombre de América, los murales y sus globos terráqueos.