El Juzgado de Primera Instancia número 2 de San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria) ha decretado la reapertura de las diligencias que se siguen por la desaparición de Yéremi Vargas, sucedida el 10 de marzo de 2007 en la localidad de Vecindario cuando tenía siete años. En un auto dictado el 2 de septiembre, el juez decide que se vuelva a investigar e insta al fiscal a que alegue lo que considere antes de decidir si admite las nuevas pruebas solicitadas por la familia del niño y concede cinco días a la Fiscalía para que presente alegaciones.
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El magistrado titular, Juan Manuel Hermo, ha aceptado de esta manera las peticiones del abogado de la familia, Marcos García-Montes, que reclamaba en nombre de los padres del niño que prosiguiese la investigación sobre el caso y que se practicasen diligencias como la “identificación de los responsables de la, en principio, desaparición de Yéremi Vargas Suárez”, la “averiguación de las circunstancias que rodean su comisión” y los “medios de prueba que puedan considerar necesarios”.
La pasada semana, el bufete que representa a la familia presentó un escrito al Juzgado de Instrucción número 2 de San Bartolomé de Tirajana en el que solicitaba la reapertura de la causa aportando nuevas pruebas y líneas de investigación extraídas de las declaraciones vertidas por el único investigado, Antonio Ojeda, conocido como El Rubio, a su compañero de módulo penitenciario, a quien en situación de confianza confesó el crimen cometido.
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García-Montes declaró al diario local Canarias 7 que El Rubio dijo que el niño estaba “azul, cianótico”, un dato que, sostiene, no conocía nadie sino la familia más próxima, y asegura que el sospechoso fue la única persona que habló de que el niño presentaba este aspecto, y la cianosis que padecía Yéremi es una enfermedad que se manifiesta sobre todo en situaciones de estrés y falta de oxígeno, como podría ser un hecho violento. Para el letrado existe un “hecho fundamental y clave”, como que Antonio Ojeda “se ubica en el lugar de los hechos y a partir de ahí podemos empezar a establecer más pistas”.
Sin indicios
Yéremi Vargas desapareció mientras jugaba en un descampado cerca de la vivienda familiar en Vecindario, en Santa Lucía de Tirajana (Gran Canaria). El único imputado por la desaparición ha sido Antonio Ojeda, que salió de prisión el 9 de marzo de 2020 —un día antes de que se cumplieran 13 años de la desaparición— tras cumplir una condena de cinco años por abusos sexuales a un niño de nueve años en 2012 en la misma localidad donde residía Yéremi.
El Juzgado de Instrucción 2 de San Bartolomé de Tirajana dictó en octubre de 2017 un auto por el que archivó el sumario abierto en marzo de 2007 tras la desaparición de Yéremi, y el consiguiente sobreseimiento provisional. El magistrado destacó en su escrito que no existía ningún indicio que implicase a este ni a ninguna otra persona en el suceso.
Ojeda había sido detenido en julio de 2016 como principal sospechoso de la detención ilegal y la muerte del pequeño, tras comprobar la Guardia Civil que en la cárcel de Algeciras (Cádiz) —donde había estado recluido por otros delitos— supuestamente había alardeado ante otros presos de saber qué le había pasado a Yéremi, según declaró uno de ellos. Los agentes también comprobaron que El Rubio era el propietario de un coche blanco como el que se vio en el lugar donde se perdió de vista al pequeño.