A punto de irse de vacaciones, el Bernabéu se encontró con un partido de eliminatoria europea casi contra natura. No había necesidades ni urgencias, nadie mencionaba la épica. El éxito estaba a un paso. Los aledaños se llenaban, pero no se encendían. Nada que ver con la tarde irrespirable del PSG. Así que la distensión no tardó en ir cubriéndolo todo. En el campo y en la grada. El Madrid esperaba atrás, paralizado, inane, sin hilo para sacar la pelota, y por momentos el estadio se ahogaba en el silencio, a la espera de que alguien provocara un giro, un algo.

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Courtois, Nacho (Lucas Vázquez, min. 87), Ferland Mendy (Marcelo, min. 77), Alaba, Dani Carvajal, Casemiro (Rodrygo, min. 77), Kroos (Camavinga, min. 72), Modric, Vinicius Junior (Dani Ceballos, min. 114), Federico Valverde y Benzema
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Edouard Mendy, Reece James, Thiago Silva, Rüdiger, Marcos Alonso, Kovacic (Jorginho , min. 105), Loftus-Cheek (Saúl, min. 105), Kante (Hakim Ziyech, min. 99), Timo Werner (Christian Pulisic, min. 82), Kai Havertz y Mason Mount
Goles 0-1 min. 14: Mason Mount. 0-2 min. 50: Rüdiger. 0-3 min. 74: Timo Werner. 1-3 min. 79: Rodrygo. 2-3 min. 95: Benzema.
Árbitro Szymon Marciniak
Tarjetas amarillas Reece James (min. 9), Benzema (min. 36), Federico Valverde (min. 67), Camavinga (min. 90), Hakim Ziyech (min. 101), Kai Havertz (min. 108), Azpilicueta (min. 112) y Dani Carvajal (min. 117)
Un aire cada vez más viscoso fue encapotando Chamartín y en esa atmósfera fue creciendo un Chelsea mandón, jerárquico. Una planta de campeón que después de un enorme despliegue acabó por los suelos, engullido por la reactivación del Madrid de la nada, otra vez, y ese nosequé del Bernabéu.
“Nos vamos decepcionados”, resumió Thomas Tuchel. “Nuestras cualidades individuales no fueron suficientes y cometimos dos pérdidas en un momento crucial. Nos faltó suerte. Las ocasiones hay que aprovecharlas, como ellos. Perdimos dos balones contra el Madrid que hemos pagado”, se lamentó el alemán.
De uno de esos quites vino el gol de Rodrygo tras un pase made in Modric. Pero ya unos minutos antes, Kanté, decisivo en las semifinales de la temporada pasada cuando activó su tuneladora, sufrió otra pérdida ante Kroos que provocó la ira de Rudiger. Aquel fue el despertador del Madrid en un duelo que lo tenía en la lona. “Merecimos pasar a semifinales. Esta es una de las derrotas que se pueden asumir con orgullo”, reivindicó el técnico blue.
Tuchel, además de hacerse el muerto desde el 1-3 de Londres, anunció que su intención era llevar la vuelta a lo físico. Una declaración que se tradujo en la suplencia del pie fino de Jorginho (no salió hasta el 105) y la titularidad de Loftus-Cheek como carrilero derecho. Arriba le faltaba Lukaku, lesionado, una pérdida que, en realidad, redujo al Chelsea de 2022 al Chelsea campeón de Europa de 2021. Justo el que emergió y zarandeó un Bernabéu que pasó de la contemplación a la crisis, y a la resurrección. Igual que el Madrid en tiempos de Semana Santa.
Dardo al árbitro
Sin el tanque belga, el ataque inglés quedó en manos de tres mosquitos como Mount, Werner y Havertz, tipos móviles para agitar una defensa local sin Militão. Entre la parálisis del Madrid, la presión alta del Chelsea y la actividad atacante de estos tres puntales, el duelo se fue introduciendo en un túnel cada vez más oscuro para los muchachos de Ancelotti. 0-1, 0-2, 0-3 y, en medio, un gol anulado a Marcos Alonso por mano. “Sinceramente, no lo vi”, admitió Tuchel en rueda de prensa, “pero me decepcionó que el árbitro no lo comprobara él mismo en el monitor. Es el líder y tiene que actuar como tal. Y luego me parece de mal gusto que, al acabar, el colegiado se ría con Ancelotti, que me parece un caballero. Es un árbitro muy bueno, pero lo que ha ocurrido no es representativo de su capacidad”, se quejó con amargura el entrenador del Chelsea.
El 0-3 de Alonso en el minuto 62, anulado, resultó por un momento un viaje al pasado. Este martes se cumplieron cuatro años y un día del penalti de Benatia a Lucas Vázquez en el descuento del Madrid-Juventus, con un 0-3 que igualaba la eliminatoria (también de cuartos), y cuya transformación por Cristiano Ronaldo otorgó al Madrid el pase a semifinales en medio de una polémica colosal.
En todo caso, el episodio de esta vez solo aplazó el gran golpe de los londinenses hasta el tanto de Werner en el 75. Cuando el Chelsea clavó el 0-3, sumaba cinco tiros a puerta para tres goles más el anulado a Marcos Alonso. Y a punto estuvo de caer el cuarto en un cabezazo de Havertz evitado por Courtois.
Silencio. Estupefacción. Y, de la nada, otra vez la épica local para dar paso a otro episodio de lo desconocido, lo que nadie imaginaba dos horas antes en la Castellana que sería necesario. La noche terminó con Carvajal de central, Marcelo de lateral izquierdo, sin Casemiro ni Kroos, y con un reguero de jugadores del Chelsea desplomados sobre el césped preguntándose qué había ocurrido.
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