Una gran conducción de agua del Canal de Isabel II cercana a la glorieta de Marqués de Vadillo, en el distrito de Carabanchel de Madrid, sufrió una rotura la pasada madrugada que reventó la calzada y anegó las calles y el tramo de la M-30 que discurre por la zona. El agua provocó el corte de todos los accesos a la glorieta desde las calles Antonio Leyva, Antonio López y General Ricardos, el túnel de la M-30 a la A-3 o baipás sur y todos los accesos a esta vía de circunvalación, a la que llegaron en tromba hasta seis millones de litros. Tras complicar la hora punta, la incidencia continúa. A las 13.30 se ha reabierto el túnel y a las 14.00, Antonio López, el acceso desde Marqués de Vadillo al túnel y la M-30 sentido nudo sur, pero siguen inoperativos el acceso sentido Pirámides y hacia la calzada interior de la A-5, según detalla el Centro de Gestión de la Movilidad. Los bomberos continúan achicando agua y esperan restablecer todo el tráfico a las 15.00, pero se tardará al menos dos semanas en reparar la tubería, de 50 centímetros de diámetro, según los técnicos del canal.
Este suceso, sumado a la lluvia, ha causado grandes atascos en toda la zona sur, sobre todo en General Ricardos, Marqués de Monistrol y Puente de Vallecas, por lo que las autoridades piden que se evite la zona y se use el transporte público. “Mañana complicada de tráfico”, ya advertía en un primer mensaje en Twitter sobre la incidencia, que se produjo a las 2.25, el delegado de Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, con un vídeo del túnel anegado. El incidente ha provocado desvíos en las líneas 23, 34, 35, 116, 118 y 119 de la Empresa Municipal de Transportes (EMT), que informa de las afecciones en @EMTincidencias y en el 900878331.
Ahora se está trabajando “para tapar el agujero de gran importancia” y el servicio de limpieza Selur se emplea en “eliminar barro para poder abrir al tráfico”, ha explicado la vicealcaldesa, Begoña Villacís, tras la Junta de Gobierno, informa Europa Press. Villacís, que ha admitido que la situación es “difícil”, ha subrayado que “es probable” que se alargue “durante todo el día”. Desde Nueva York, donde se encuentra de viaje, el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, ha pedido “paciencia” a los madrileños.
Fran Ordóñez, de 40 años y que regenta una tienda de alimentación 24 horas en Antonio López, cuenta que empezó a oír el correr del agua por la acera a las 2.30 y que, en menos de 15 minutos, ya había inundado el local. Con su mujer y un empleado, han estado sacando agua hasta las 8.00. “El ordenador está roto, pero lo peor es la tarima, la voy a tener que levantar entera”, se lamenta. “Menos mal que estábamos aquí, si no se echa todo a perder”, añade sin dejar de limpiar, sobre las 10.30.
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Unos metros más adelante, Andrea Ibáñez intentaba secar el interior de su coche, un Seat Leon negro. A ratos, se para y llora. Su portal es el 11 y es ya la cuarta inundación que vive. De niña reventó tubería delante de su casa y el agua le llegó hasta la cintura: “Desde entonces tengo miedo al agua. Me sacaron en volandas. Siempre pasa lo mismo en esta zona. En cuanto me ha llamado mi padre para decírmelo, me he puesto mal”.
Mientras los vecinos se afanan en reparar los daños, los bomberos continúan trabajando. Según Antonio Marchesi, supervisor de guardia, lo primero que hicieron fue cortar las calles y el túnel para poder operar. Durante toda la noche y primeras horas de la mañana había 12 dotaciones y unos 50 bomberos, de los que a las 12.00 quedaban cinco dotaciones y unos 15 bomberos. A esa hora, habían achicado de los túneles la mitad del agua que había.
Los bomberos han revisado los edificios cercanos y “en principio no hay daños estructurales” por el “posible lavado de tierra”, pero volverán a comprobarlo cuando baje el nivel de agua. “Podremos evaluar el tamaño del socavón o del posible lavado, pero no hay signos de que haya ninguna afección”, tranquiliza Marchesi. Los bomberos han intervenido en un garaje de una bocacalle de Antonio López, frente al mercado La Lonja, con un metro de agua en su cuarta planta. Un afectado, Antonio Montecino, de 74 años, no ha podido ni entrar en su coche, aparcado justo en la cuarta. El agua llegaba “casi hasta el techo” del vehículo y, desde fuera, solo se veía su sombrero, lleno de barro y flotando. Está esperando a que le llamen del seguro y dar parte. “Ha habido otras inundaciones, pero como esta yo no recuerdo ninguna”, asegura.
“Pero esto sí me lo cubre, ¿no?”, pregunta por teléfono a su compañía de seguros Mónica Fernández, de 41 años y dueña de una tienda de perfumes de la zona, Essenzia. Cuelga. Malas noticias: “No me entra la inundación por agua. Solo me ofrecen apoyo jurídico para hablar con el Canal”. Ha llegado a las 10.00 y tenía agua hasta en el almacén, al final del local. El suelo es de madera y los muebles, también. Ambos están dañados. “No puedo asumir un cambio de mobiliario ahora, después de la pandemia. Al menos espero poder abrir para el mediodía”, aventura.
Entretanto, dos operarios de Vodafone trabajan con el agua casi por las rodillas. Varios bloques se han quedado sin conexión a internet porque el cableado, que va por debajo de la acera, está empapado. Llevan casi una hora intentando solucionar el problema, lo mismo que Natalia Chen intentando limpiar el barro en la entrada de su tienda de ropa, BiB. Ha llegado a las 9.45, ha abierto la puerta y se ha encontrado con todo el local inundado. “La ropa está mojada, las maletas están mojadas, todas las cajas. No podemos venderlo ya”, se queja. Con la escoba no es suficiente, el barro es espeso. Han decido que ni hoy, ni mañana, ni pasado van a abrir: “Mal. Estamos muy mal”.
A Laura Barrio, de 47 años, el susto le ha pillado de madrugada. Es la dueña del bar Barrio y un vecino le ha llamado preocupado a las 3.30. “El barro se ha colado hasta por debajo de la persiana, pero menos mal que ha sido solo eso y no algo peor, como aguas fecales”. Lo primero que ha hecho ha sido servirse un café, coger la fregona y empezar a limpiar. Casi cinco horas. Sobre las 8.00 ya tenía la bollería colocada en la barra para empezar la jornada. “A las 7.00 seguía y seguía saliendo agua de la tubería. Era como un río, sonaba igual. Es la cuarta vez ya”.
A las 12.00, los operarios del Ayuntamiento siguen limpiando el barro en Antonio López, mientras que en Antonio Leyva, donde ha explotado la tubería, una excavadora retira piedras y asfalto sin parar, mientras otro operario perfora la carretera. El agujero ocupa casi todo el ancho de la calle. Los comercios cercanos ―una tienda de decoración y una taberna― permanecen cerrados. “Esto va a durar días”, vaticina uno de los operarios municipales.
El goteo de vecinos que bajan a limpiar sus coches es constante. Las alfombrillas están empapadas y los bajos, llenos de barro. La grúa se lleva un Mazda rojo que no arranca. Ricardo Ruiz lo está viendo todo desde la entrada de su peluquería. Hoy no hay cortes de pelo. A las 12.00 sigue sacando cubos de agua del almacén. “Lo peor es el baño. El agua ha entrado por el portal de al lado [el 7] y voy a necesitar ayuda para limpiarlo”, comenta. El tiempo que no está moviendo sillones y fregando, lo pasa con el teléfono a la oreja: “El seguro, a ver qué pasa”.
A los vecinos y conductores les queda lo suyo por delante. Una veintena de técnicos del Canal trabajan en la reparación. Nada más llegar, cortaron el agua y realizaron maniobras para dar una alternativa de suministro. El servicio de abastecimiento se ha restablecido de inmediato. “No podemos saber con exactitud cuánto tiempo van a llevar los trabajos, pero será mínimo dos semanas. Estamos procediendo a descubrir el terreno para ver el alcance de la rotura, para ver si hay más longitud de red de este tipo para aprovechar y renovarlo”, ha indicado a Efe el subdirector de conservación de infraestructuras, Manuel Rodríguez Quesada. Durante ese tiempo, el tránsito por Marqués de Vadillo quedará afectado, incluso cortado. Quesada apunta que las causas de la rotura “fortuita” son probablemente la antigüedad de la tubería y que sea de fundición gris. Algo importante, subraya el técnico, es que la red de alcantarillas no está dañada.
14,7 litros en una hora
Al margen de esta avería, la hora punta ha sido “complicada por la lluvia” en las carreteras de Madrid, cuenta una operaria del servicio de pantallas de la Dirección General de Tráfico. Los atascos han sido importantes, aunque menos que los del martes, ya que ese día empezó a llover a las 6.00 y este jueves a las 8.45, lo que ha permitido salvar gran parte de los desplazamientos. La lluvia también ha afectado al metro, donde una inundación ha obligado a cortar la circulación poco antes de las 10.00 en la línea 7 entre Cartagena y García Noblejas en ambos sentidos. A las 10.30, se ha restablecido el servicio.
Aunque lo pueda parecer, no ha llovido tanto. Miguel Ángel Pelacho Aja, delegado de la Agencia Estatal de Meteorología en la comunidad, indica que no hay aviso en la capital, solo en la sierra, donde se esperan 15 litros por metro cuadrado, el umbral que dispara el aviso amarillo, el más bajo, en toda la región. “Se ha superado en Barajas, donde se han recogido 17,8 litros por metro cuadrado en media hora a partir de las 7.30″, precisa. En Retiro han sido 14,7 en una hora. La previsión para las próximas horas es que siga lloviendo hasta después de comer y que despeje por la tarde-noche.
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