La decisión no fue fácil, dudé mucho en dar el paso, pero, al final, me decidí. Colombia se encuentra en una de sus peores crisis. Hay una crisis económica por la que millones de personas no pueden comer tres veces al día, o casi la mitad de la población se encuentra en pobreza y pobreza extrema. También hay una crisis de seguridad que se contabiliza en masacres, descuartizamientos, homicidios a líderes y lideresas sociales, entre muchas otras acciones victimizantes. La tercera crisis es la política, donde la imagen desfavorable del presidente Iván Duque en Bogotá es igual a la imagen desfavorable de la guerrilla del ELN a nivel nacional. En fin, varias crisis en simultánea. Dicha confluencia de problemas puede ser leída de dos formas. La primera, como una situación de tristeza y desfavorable para el cambio. Pero la otra forma de verlo es, precisamente, la contraria. Un escenario donde la sociedad colombiana está pidiendo a gritos un cambio y en las elecciones de 2022 el paìs seguramente comenzará a cambiar.