El gobierno de Estados Unidos ha sancionado a cuatro miembros del cartel de Sinaloa, entre ellos un hijo del famoso narcotraficante El Chapo. Estas sanciones significan la congelación de todos los bienes que estos individuos posean en territorio americano, y la prohibición de que cualquier ciudadano o empresa estadounidense haga negocios con ellos.
Los miembros sancionados, Ovidio Guzmán López, Joaquín Guzmán Salazar, María Alejandrina Salazar Hernández y Jesús Reynaldo Zambada García, son señalados por colaborar con el transporte, distribución y venta de droga en Estados Unidos. Estas medidas no sólo afectarán a ellos, sino que también repercutirán en su entorno más cercano, incluyendo familiares y compadres.
Ante estas sanciones, el gobierno de México ha declarado que no permitirá que suceda lo mismo en nuestro país, y se ha comprometido a trabajar en conjunto para combatir el tráfico de drogas y la violencia que esto genera. A pesar de los esfuerzos de ambos gobiernos, la actividad narcotraficante ha ido en aumento en los últimos meses, y estas sanciones podrían ser un llamado de atención para tomar medidas más efectivas.
Las consecuencias de este tipo de medidas son múltiples. En primer lugar, se demuestra la complejidad del problema de la violencia y el tráfico de drogas, y cómo afecta a distintas partes del mundo. Además, se visibiliza la necesidad de encontrar soluciones a largo plazo, que ataquen las raíces del problema y no sólo sus efectos. Finalmente, es importante entender que estas sanciones no son suficientes para erradicar el problema, y que se debe seguir trabajando en conjunto para combatir el narcotráfico y sus consecuencias en la sociedad.
Gracias por leer Columna Digital, puedes seguirnos en Facebook, Twitter, , Instagram o visitar nuestra página oficial.