Las actas de las reuniones del comité de delegados académicos que dirigía Oxford University Press (OUP), la prestigiosa editorial de la universidad inglesa, dejaron de escribirse a mano en 1969. Para entonces hacía ya casi cien años que se había inventado la máquina de escribir.
Un símbolo tan británico como la BBC o el NHS (el Servicio Nacional de Salud) ha anunciado que abandona definitivamente el negocio de la impresión el próximo 27 de agosto.
Hasta ese día, la sociedad mercantil Oxuniprint intentará reubicar en otros puestos a los 20 trabajadores que todavía siguen contratados. Es la única delegación restante de una empresa que ha ido externalizando, desde 1989, la impresión de sus propios libros.
El primer libro que vio luz en Oxford data de 1478. Era el comentario de Flavio Rufino al Credo Apostólico. Pero no fue hasta 1586, a través de un decreto real, cuando la universidad comenzó a imprimir de modo continuado. La construcción del Imperio Británico fue también la expansión de una institución que simbolizaba su esencia.
El lento declive de los últimos años, con ventas en caídas libre, se ha agudizado a lo largo de los meses de la pandemia
Resistencia al cambio
Los libros académicos de OUP, que engloban desde materias empresariales a ciencias, filosofía, religión, leyes, filosofía o literatura, tienen un prestigio por encima de cualquier cuestionamiento.
A cambio, tardó en reaccionar a los cambios tecnológicos o de formato que se han producido en los últimos años. “Que Oxford Press publique tu obra es como casarte con una duquesa: el honor es notablemente superior al placer que te proporciona”, llegó a decir en su día el historiador William Roger Louis, director de la Historia de Oxford del Imperio Británico.